Peter Barnes era un piloto de película. Con 10.500 horas de vuelo, acumuladas durante 25 años de carrera, había participado a los mandos de su helicóptero en dramas cinematográficos como Salvar al soldado Ryan, Tom Raider II y Muere otro día, de la serie James Bond. Ayer su vida acabó a los 50 años en un espectacular accidente muy a lo 007, en el centro de Londres, no lejos precisamente del MI6, los cuarteles generales del superagente.

A las ocho de una mañana cegada por la niebla, el helicóptero que pilotaba, sin pasajeros a bordo, se estrelló contra una gigantesca grúa, instalada sobre uno de los rascacielos de apartamentos en construcción más altos de Europa. The Tower, One St. George Wharf tiene 51 pisos de altura y 181 metros. Convertido en una bola de fuego, los restos del aparato y el carburante en llamas se dispersaron sobre el asfalto en Wandsworth Road, incendiando varios vehículos. Barnes y un transeúnte perdieron la vida, mientras otras 15 personas resultaron heridas, una de ellas de gravedad.

En plena hora punta, cientos de personas se hallaban en las inmediaciones del siniestro, próximo a uno de los puentes más concurridos del Támesis y a la estación de tren de Waterloo. La policía reconoció que solo un milagro había evitado una gran tragedia. "Pudo haber sido mucho peor", declaró también el alcalde la capital, Boris Johnson.

Uno de los que salvó la vida por muy poco fue el operario que, subido a la cabina, en lo alto de la grúa siniestrada, debía manejarla. Su jornada laboral comenzaba a las ocho, la hora a la que se produjo el choque, pero ayer llegó unos minutos tarde. La empresa Berkeley Group, que dirige las obras, no quiso proporcionar su nombre, pero confirmó lo afortunado del retraso. Otro grupo numeroso de trabajadores se hallaba haciendo cola para pasar los controles de seguridad de la construcción en el momento del impacto.

Un ruido terrible

En un primer instante, los vecinos de Vauxhall creyeron que la fuerte explosión se debía a una bomba. "El impacto ha sido enorme, el ruido terrible. Era fácil darse cuenta de que algo horroroso había pasado", declaró uno de los residentes, evacuado a un café cercano. La idea de un atentado terrorista cruzó por la mente de muchos londinenses. No solo el MI6, también la nueva sede de la embajada de EEUU, en construcción, está en la zona. La hipótesis de un ataque suicida quedó descartada rápidamente, aunque hasta dentro de unos meses no se conocerá la causa de lo ocurrido.

La compañía de helicópteros Rotormotion, con una flota de más de 100 aparatos, para la que trabajaba Barnes, presta servicio a personajes como el príncipe Carlos, Tony Blair o el dalai lama. La firma ofrece desplazamientos privados a medida. Entre sus pasajeros abundan celebridades, multimillonarios y hombres de negocios, deseosos de ganar tiempo y evitar los embotellamientos de tráfico. Pero los que emplean este método tan poco ecológico de transporte empiezan a ser demasiados. A cinco minutos del lugar del siniestro de ayer se halla el helipuerto de Battersea, donde el piloto fallecido había pedido permiso para aterrizar, debido al mal tiempo, poco antes del choque. Los vecinos se han quejado de la abundancia de helicópteros volando demasiado bajo, entre los rascacielos de apartamentos. El primer ministro, David Cameron, cliente de Rotormotion, premetió revisar las reglas para sobrevolar el centro de la capital, en el que hay gran número de grúas.