La Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) ha impuesto una multa de 6.370 euros, la primera de estas características, al dueño de un perro de una de las razas consideradas peligrosas por abandonar al animal y no comunicar su desaparición al Centro de Acogida de Animales de Compañía (CAAC).

Según ha informado hoy la ASPB, esta es la primera multa de esta cantidad que se impone por este motivo, aunque hay otros nueve expedientes en curso por circunstancias similares pendientes de resolver.

La Agencia ha iniciado en los últimos seis meses 64 expedientes relativos a la protección de animales y tenencia de perros potencialmente peligrosos, y nueve de ellos ha sido por abandono.

La Ordenanza Municipal de Protección, Tenencia y Venta de Animales establece que un perro potencialmente peligroso está abandonado cuando se encuentra suelto y sin ir acompañado de ninguna persona por la vía pública.

Según el gerente de la Agencia de Salud Pública, Joan Guix, "este importe puede parecer elevado, pero las consecuencias de abandonar un perro potencialmente peligroso pueden ser muy graves, ya que este tipo de perros han estado implicados en agresiones con lesiones graves, incluso en muertes, y no se puede frivolizar con este tema".

Añadió que "abandonar en un parque a un perro potencialmente peligroso es como dejar una pistola cargada junto al tobogán donde juegan los niños".

Desde la Agencia se recuerda que la sociedad rechaza la crueldad del abandono y al mismo tiempo impone obligaciones a los propietarios de estos animales que no se pueden ignorar, y se recuerda que ante una resolución como esta el ciudadano sancionado puede presentar los oportunos recursos legales.

Desde la Agencia de Salud Pública se insiste en la obligación de que todos los perros se identifiquen y registren, remarcando que en el caso de los considerados potencialmente peligrosos sus propietarios, o quienes les pasean, deben disponer de una licencia municipal específica.

La norma municipal también regula las condiciones que deben cumplir estos animales cuando circulan por la vía y los espacios públicos y que se concreta en llevar bozal, ir atados y no dejarlos en manos de menores de 18 años.