Parecían pastillas de éxtasis, pero eran una sustancia mucho más dañina y peligrosa. Se trataba de píldoras de metaclorofenilpiperazina con el logotipo de un tiburón. O sea, tiburón de color variable, efectos estimulantes y alucinógenos que, además, podía producir psicosis, envenenamiento y brotes de violencia. La brigada central de estupefacientes de la policía, con la ayuda de la Guardia Civil, ha abortado la distribución en Madrid de 31.000 comprimidos del peligroso tiburón y ha detenido a 13 individuos de edades comprendidas entre 22 y 27 años que se dedicaban a la distribución de la nueva droga de diseño en locales de ocio. El principal responsable del grupo traficaba con todo tipo de drogas y era V.A.A.C, un perista ya fichado por la policía, que distribuía la nueva droga a través de una red de jóvenes. La policía siguió la pista del proveedor y descubrió un domicilio en el distrito madrileño de Ciudad Lineal en el que se citaban los distribuidores. El 17 de marzo, I.C.B. recibió 1.000 comprimidos para venderlos en el sur de Madrid. No llegó a hacerlo. Los agentes le capturaron. Las pesquisas posteriores les permitieron abortar otra entrega de 3.000 pastillas más.