La muerte de tres niños en Balaguer (Lleida), víctimas de un incendio declarado el martes por la noche en su casa, ha puesto al descubierto las graves deficiencias que sufre el centro histórico de la ciudad, uno de los más degradados de Catalunya. Las autoridades locales, que llevan ya 20 años reclamando ayudas a las administraciones para regenerar el barrio, no han podido evitar que, en los últimos tiempos, la zona se haya convertido en un gueto, como ha sucedido en otras ciudades catalanas.

"El problema es, en definitiva, el mismo que tienen todos los barrios antiguos del mundo: la gente no puede vivir en condiciones", afirmó ayer el alcalde Miquel Aguil (PSC). El fenómeno, que se inició en los 70, "es especialmente grave en Balaguer, ya que en el centro histórico residen unas 3.000 personas, de las 14.000 con que cuenta la población", señaló el concejal Francesc Ferrer, responsable del área de Obras. Un 35% de los vecinos del barrio son inmigrantes indocumentados, dijo.

La población mayoritaria es de etnia gitana, se instaló hace 30 años y ocupa calles enteras.