La operación era sencilla. Solo había que cambiar la batería del marcapasos. Francisca G. V., de 56 años, fue intervenida en el Hospital de Bellvitge (en Barcelona) el 29 de septiembre del 2001. Al cabo de unos meses, por una infección no detectada a tiempo y mal curada, falleció. Seis médicos, dos de ellos del Hospital de Sant Boi y el resto de Bellvitge, se sentarán en el banquillo por esta presunta negligencia. La fiscalía acusa a tres facultativos y reclama para cada uno de ellos 18 meses de prisión, inhabilitación por un periodo de cuatro años y el pago de una cuantiosa indemnización. La acusación particular imputa a seis médicos, que se enfrentan a una petición de tres años de cárcel. Un juzgado de Barcelona ha señalado el juicio para abril, más de cinco años después del inicio del proceso.

Francisca fue diagnosticada en junio de 1996 en el Hospital de Bellvitge de bloqueo auriculoventricular. Por ello, uno de los médicos ahora imputados, Jorge Luis G., le colocó un marcapasos. Cinco años después, ante el mal funcionamiento del aparato por el agotamiento de las baterías, se programó una intervención quirúrgica en el mismo centro. La paciente ingresó el 26 de septiembre del 2001 y fue operada tres días después por el mismo facultativo. El fiscal sostiene que este médico omitió suministrar a la enferma la profilaxis antibiótica establecida en el protocolo para el caso. La paciente abandonó el hospital 12 horas después de la intervención, sin que el médico le hiciera ninguna exploración posoperatoria.

Complicaciones

La mujer comenzó a sentir dolores, por lo que acudió al Hospital de Sant Boi. Dos de los médicos acusados, César R. M. y María G. F, decidieron ingresar a la paciente ante la existencia de un hematoma en la mama derecha. Durante su estancia en el hospital, se le abrió la herida y empezó a supurar. A pesar de ello, los facultativos no ordenaron la práctica de ninguna analítica que habría permitido determinar la existencia de una infección del generador del marcapasos y habría permitido iniciar un tratamiento. Francisca fue dada de alta, pero volvió al centro con un importante síndrome febril de cuatro días.

Los médicos del Hospital de Sant Boi imputados sospecharon de la existencia de una infección, pero obviaron iniciar de forma inmediata un tratamiento antibiótico genérico y optaron por realizar cultivos del líquido que supuraba de la herida a fin de conocer el germen responsable de la infección. Al ver que la situación empeoraba, trasladaron a la paciente al Hospital de Bellvitge, donde se le retiró el aparato. Pero fue tarde. La mujer entró en un proceso de "múltiples complicaciones" y falleció el 23 de diciembre del 2001.