El Sistema Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) anunció ayer que dejará de facilitar en Inglaterra y Gales cuatro fármacos que pueden prolongar entre cuatro y seis meses la vida de quienes padecen cáncer de riñón. El motivo, según explicaron los responsables del NHS, es que si bien los medicamentos --Sutent, Avastin, Nexavar y Torisel-- resultan eficientes desde el punto de vista clínico, no lo son desde el económico. Su coste es "demasiado caro": entre 25.000 y 45.000 euros por persona al año. La decisión ha sublevado a colectivos de pacientes, oenegés y médicos especialistas, que consideran que el recorte condenará a muchos enfermos a una "muerte temprana".

"Sus costes no pueden ser asumidos --declaró Peter Littlejohns, director del NICE, instituto que regula el Sistema Nacional de Salud--. Los recursos del NHS son limitados y en ocasiones hay que tomar decisiones difíciles de defender públicamente. Si estos fármacos siguieran siendo facilitados, otros pacientes con otras enfermedades verían recortados sus tratamientos, que son eficientes clínica y económicamente".

Sin embargo, para un organismo tan prestigioso como el Cancer Research UK, el recorte farmacológico tendrá efectos "devastadores". "Estos medicamentos suponen un pequeño pero importante avance en una enfermedad para la que hay pocos tratamientos alternativos --explicó su máximo responsable, Peter Johnson--. Aunque entendemos que el NICE tiene que tomar decisiones impopulares a menudo, hay una clarísima diferencia entre lo que el instituto considera un tratamiento valioso y lo que opinan médicos y pacientes".