Los médicos del hospital de Reims iniciaron ayer la desconexión de Vincent Lambert, el paciente francés que lleva más de 10 años en estado vegetativo tras sufrir un grave accidente de tráfico que lo dejó también tetrapléjico en septiembre del 2008. Lambert dejará de recibir hidratación y nutrición y será sedado hasta su muerte siguiendo el protocolo que permite suspender legalmente el tratamiento cuando este no tiene más efecto que mantener la vida de manera artificial. Su caso ha catalizado en Francia el delicado debate del derecho a morir dignamente y ha desgarrado a la familia de este enfermero psiquiátrico de 42 años.

Sus padres y dos de sus hermanos, profundamente católicos, son partidarios de mantenerlo con vida y han agotado prácticamente todos los recursos judiciales para impedir la desconexión de su hijo y hermano. Ayer pidieron al presidente francés, Emmanuel Macron, que se opusiera a lo que consideran un «crimen de Estado» y sus abogados anunciaron que acudirán de nuevo al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, al Consejo de Estado y al Tribunal de Apelación de París para tratar de detener el proceso. En cambio, la esposa y tutora legal de Lambert, así como un sobrino y seis de sus hermanos creen que es mejor dejarle partir dado que el equipo médico ha certificado que su estado vegetativo es irreversible.

El doctor Vincent Sánchez, jefe del servicio de cuidados paliativos del hospital de Reims, comunicó a la familia a través de un mail que por la mañana se había iniciado la retirada de los tratamientos y se había procedido a la sedación, y que esperaba que se abriera un «paréntesis» para que estos momentos sean «lo más serenos, íntimos y personales posibles».

«EUTANASIA DISFRAZADA» / «¡Son unos monstruos! ¡Unos monstruos! ¡Son unos nazis!», gritó entre lágrimas la madre de Vincent, Viviane Lambert, de 73 años, al pasar en coche frente al hospital donde este domingo organizó junto a su marido Pierre, de 90 años, una concentración en la que participaron alrededor de 200 personas para protestar por lo que consideran una «eutanasia disfrazada».

Los padres argumentan que su hijo está discapacitado y tiene que ser trasladado a un centro especializado. No es eso lo que piensan los médicos, ni el Consejo de Estado -la máxima instancia administrativa francesa-, que, a finales de abril, avaló el protocolo para dejar de alimentar a Lambert apoyándose en el testimonio de Rachel, su esposa, para quien su marido no habría deseado un «encarnizamiento para mantenerlo con vida».

Tampoco el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha dado la razón a los progenitores, que solo han hallado una respuesta positiva en el Comité de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Este organismo pidió hace 15 días mantener con vida a Lambert mientras analizaba el fondo del asunto. Sin embargo, su decisión no es vinculante y el Gobierno francés dejó claro que no estaba obligado a seguirla. Por su parte, la Conferencia Episcopal de Francia denunció la «precipitación» para llevar a Lambert hacia la muerte y pidió esperar la respuesta del comité de la ONU.

DESHIDRATACIÓN / La legislación francesa prevé dejar de administrar antibióticos y anticoagulantes así como aplicar técnicas invasivas de reanimación o tratamientos para alimentar artificialmente a un paciente. Al retirarle las sondas, la muerte de Lambert se producirá por deshidratación de los órganos vitales, por una insuficiencia renal, según explicó en el diario Le Monde el doctor Vincent Morel, profesor asociado de medicina paliativa del hospital de Rennes.