«Estamos nerviosos porque echamos de menos un poco más de celo por cuidar al personal sanitario». «Aunque entendemos que los protocolos van variando, los criterios de protección no están del todo claros». «En unidades en contacto con los pacientes estamos desinfectando gafas protectoras para reusarlas». «Hasta el primer fallecimiento no usábamos mascarillas porque nos indicaban que no debíamos alarmar a los usuarios. Ahora sí». Son algunas declaraciones recabadas entre el personal del complejo hospitalario de Cáceres, donde existe incertidumbre tras conocerse que son ya 14 los sanitarios infectados por coronavirus, entre ellos neumólogos, radiólogos, un cardiólogo, un médico de Urgencias y sanitarios de otras disciplinas.

Todos los profesionales consultados coinciden en señalar que afrontan estos momentos con la máxima responsabilidad que exige su cometido, y que no se puede hablar por ahora de saturación, ni de falta de recursos para los enfermos, tampoco de médicos. Pero sí insisten en pedir mayor coordinación y medios para su propia seguridad, «porque da la sensación de que se reparten a cuentagotas». Existe inquietud, sobre todo en el San Pedro de Alcántara, hasta donde llegan los afectados por coronavirus. Hay siete ingresados.

«La situación ha cambiado mucho. Antes solo nos poníamos la mascarilla si el paciente entraba con una afectación respiratoria evidente, ahora les atendemos con mascarillas (quirúrgicas) y con guantes, aunque las gafas las desinfectamos porque no hay suficientes. Para casos graves tenemos trajes de protección», indica una trabajadora de Urgencias del San Pedro. Prefiere no dar su nombre, el resto tampoco, porque al tratarse de un momento complicado no quieren generar polémica, pero sí pedir lo que consideran adecuado.

«Nos ayuda bastante la fuerte bajada de las personas que acuden a Urgencias. Eso sí, las que vienen requieren un trabajo más intenso, no paramos, aunque estamos acostumbrados a la falta de personal y por ahora nos vamos apañando», desvela la misma trabajadora. Otra compañera de Urgencias considera que la situación podría mejorarse. «Da la sensación de que no se toman todas las medidas de seguridad necesarias, cada persona está usando los recursos un poco a su criterio, unos van más protegidos que otros», indica. Pero hace un llamamiento a la tranquilidad de los cacereños: «Estamos trabajando mucho, hacemos todo lo que podemos, hay que seguir colaborando como hasta ahora, dejando las urgencias solo para casos graves. Podemos estimar esta bajada en un 80% y nos ayuda bastante», agradece.

Un facultativo también expresa la necesidad de una atención más estrecha a los sanitarios: «Trabajo en un área donde se han suspendido las consultas salvo las inaplazables y los casos urgentes. Nos han dado mascarillas y aquí estamos todos, en lugar de habilitar turnos u otras alternativas. Asumimos que tenemos muchas posibilidades de contagiarnos, pero se debe tratar de reducir la carga viral evitando cuadros clínicos serios y por supuesto las cuarentenas que nos apartan del trabajo. Solo realizan pruebas a los sanitarios si los síntomas son evidentes, y no debería ser así por el bien común. Puede que nos necesiten a muchos», explica este doctor.

Personal de riesgo

De hecho, el servicio de Salud Laboral del complejo hospitalario cacereño, al que acuden los sanitarios, está saturado. Entre administrativos, celadores, auxiliares, enfermeras y facultativos también hay personal de riesgo. Por ejemplo una administrativa con serios problemas respiratorios, por cuyas manos pasan papeles de diferentes plantas del Hospital Universitario y compañeros que atienden a pacientes. «No me quiero ir a mi casa de ningún modo porque sé que hago mucha falta, pero he pedido alguna flexibilización en el turno para tener menos riesgo y no consigo que me respondan», relata.

Mientras tanto trata de no acercarse a nadie en lo posible, y usa los guantes y mascarillas que le han dado. «Luego nos aconsejan que los guantes fuera, que es más seguro lavarse las manos, y que la mascarilla nos hace tocarnos la cara», cuenta desconcertada.

En el hospital ya hay médicos que están multiplicando sus guardias dentro del margen de seguridad que deben cumplir. «Realmente hay mucha inquietud y preocupación, aunque seguiremos cumpliendo con nuestro trabajo», indica un celador que recorre diversas áreas del hospital para trasladar material. «Las mascarillas nos las dan a cuentagotas, llevo dos días con la misma, y hasta ahora nos decían que mejor no la lleváramos para no inquietar a los pacientes. Ya es momento de dejar esos gestos y reforzar la seguridad de todos, porque todos vamos a hacer falta», afirma.