La inteligencia emocional es una de las capacidades más necesarias en la interacción con otras personas. Nos permite relacionarnos de forma eficaz con los demás y saber adaptarnos a cualquier situación. Gracias a ella, alcanzamos un buen funcionamiento en el colegio, en el trabajo o con nuestra relación de pareja.

Se presenta como una capacidad, la cual va evolucionando a través de los años con nuestras experiencias, que nos permite encontrar soluciones óptimas a los problemas con los que nos enfrentamos, integrando diferentes tipos de conocimientos almacenados en nuestro cerebro. Regula nuestras emociones y sentimientos y genera empatía.

BENEFICIOS

La inteligencia emocional aparece en cada situación a la que nos enfrentamos en nuestra vida. Aunque se concibe de una forma más social, al interactuar con los demás, tiene también una función respecto a uno mismo, ya que nos permite conocer y regular nuestros propios sentimientos y lograr un óptimo desarrollo como personas.

¿Por qué la inteligencia emocional es importante para nosotros?

- Reducción y protección frente al estrés.

- Aumento de las relaciones interpersonales y mejora de su calidad.

- Disminución del malestar psicológico.

- Protección frente a problemas del estado de ánimo y trastornos de ansiedad.

- Mejora en la productividad y el rendimiento.

- Impacto directo en el desarrollo personal y la autorrealización.

AUMENTA TU INTELIGENCIA EMOCIONAL

La inteligencia emocional está influida por varios factores, como su carácter innato, las relaciones pasadas o la cultura. Pero, a través de diversos ejercicios, podemos desarrollarla y potenciarla. De esta forma podremos tener una mejora en nuestro bienestar y en nuestra calidad de vida.

Practicar estos ejercicios hará que haya una repercusión directa en tu inteligencia emocional.

1. Escucha activa

La escucha activa es una de las habilidades sociales que menos aparecen. Se caracteriza por el análisis y la comprensión de lo que la otra persona está diciendo, sin que asumamos un papel pasivo en la comunicación. Al usar esta habilidad, dejamos de escuchar para responder, sino que ponemos el foco en lo que verdaderamente el otro nos está contando.

Para ello, procura no interrumpir, salvo que sea necesario. Escucha sin juzgar y sin dar opiniones ni consejos. Además, debes procurar repetir algunas de las palabras que la otra persona haya dicho para asegurar que se está comprendiendo el mensaje. Y, por último, refleja los sentimientos que el otro siente, verbaliza la tristeza si es lo que intuyes de su mensaje, por ejemplo. Esto generará empatía en ambas partes.

2. Despolariza el pensamiento

Tendemos a etiquetar todo en dos conceptos totalmente opuestos: bueno y malo. Centrarnos en que las cosas siempre son de esta forma, disminuye y cierra nuestra visión y, por tanto, nuestros pensamientos. Por eso, para conseguir un equilibrio emocional es importante que eliminemos nuestras etiquetas de valor sobre aquello que ocurre a nuestro alrededor.

3. Expande tus emociones

Nuestro lenguaje tiende al reduccionismo, especialmente con las emociones positivas. Tenemos en mente muchos sinónimos de miedo, pero no tantos de felicidad. Por eso, es importante que diferenciemos todo el abanico de emociones que sentimos. Esto puede ayudarnos a reconocer mejor nuestros estados y no confundirlos, como suelo ocurrir entre la tristeza, el miedo y el enfado.

4. Potencia la gratitud

La gratitud es una de las 24 fortalezas personales que estudia la Psicología Positiva. En ella se ve apoyada un porcentaje importante de nuestro bienestar psicológico, además de que es uno de los mayores protectores contra la depresión. Por eso, ejercicios de gratitud diaria, como listas de cosas por las que estar agradecido en nuestra vida, nos ayudan a potenciarlo y expandir el foco y dejar de mirar solo nuestros estados negativos.

El desarrollo de la inteligencia emocional requiere tiempo, entrenamiento y una serie de ejercicios que son fundamentales para su integración en nuestro día a día. Con estos cuatro puntos podremos empezar a interiorizar una mejor gestión emocional y un autoconocimiento que nos permita no solo funcionar mejor a nivel social, sino crecer en valoración y autoestima.