En las cárceles de toda España hay más de mil presos condenados por maltratar a sus parejas. ¿Se puede hacer algo para reinsertarlos en la sociedad? Los responsables del Ministerio del Interior creen que sí. Por eso, han puesto en marcha programas voluntarios de tratamiento psicológico para reciclar a los agresores machistas.

En España (sin contar Cataluña), unos 168 condenados se han apuntado al proyecto, que concluirá el próximo mes de febrero. En Catalunya, que tiene competencias penitenciarias, otros cien presos reciben terapia. Todavía es pronto para avanzar resultados. Sin embargo, los impulsores del programa lo tienen claro: "La terapia no es una varita mágica, pero algo hay que hacer con los maltratadores".

EXPERIENCIA PILOTO La Dirección General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, puso en marcha en el 2002 la primera terapia para maltratadores, a la que se apuntaron 75 internos. Las sesiones duraron cinco meses y sus resultados dieron lugar al optimismo. Pasado un tiempo, de todos los internos, la mitad no continuaba en la cárcel porque había finalizado su condena o tenían permiso. Sólo dos volvieron a ser encarcelados por maltratar a sus parejas.

A pesar del rendimiento, el proyecto quedó dormido hasta que fue reactivado por el Gobierno socialista en el 2004. En enero del 2005 comenzó el programa en 19 cárceles. El plan está basado en el anterior, pero, según fuentes de Instituciones Penitenciarias, es "más ambicioso, más duro, más exigente". También más largo: un año. Entre los meses de enero y marzo, los psicólogos evaluaron a los presos. En abril dio comienzo la terapia, que concluirá en febrero, según las citadas fuentes.

Esas mismas fuentes destacaron a este diario que el programa es "voluntario" y que "no comporta ningún beneficio penitenciario". De los 168 presos que se apuntaron, algo más del 10% se dio de baja antes de empezar.

La terapia está impartida dos veces a la semana por psicólogos y educadores de Instituciones Penitenciarias. Fuentes del organismo insisten en que se trata de un trabajo "muy complicado" porque no hay demasiados psicólogos en las cárceles y los que hay se tienen que dedicar también a otro tipo de reclusos.

´TE DOY MIS OJOS´ Las sesiones se basan en tres módulos: asunción de la responsabilidad, control de las emociones (celos, ansiedad...) y habilidades (educación sexual y de pareja). "En ocasiones, les ponemos películas como Te doy mis ojos (de Iziar Bollaín) para que caigan en la cuenta de lo que supone el maltrato. También ven documentales de mujeres agredidas y leen artículos de prensa", añaden.

Una psicóloga que trabaja en la cárcel de Ourense reconoce que el tratamiento psicológico "no garantiza el éxito". Y añade: "Pero no abordar el problema lo que garantiza es el fracaso".

UN EJEMPLO Manuel lleva dos años sin tener que cambiar las puertas de su casa. Ahora ya no arremete contra ellas cuando se enfada porque, dice, se dio cuenta de que arreglarlas cada dos por tres le salía caro. Manuel roza los 40 y por primera vez en su vida está en un centro de tratamiento de violencia familiar. "Me arrastraron. No me dejó otra alternativa", reconoce. Quien lo arrastró hasta la Associació Benestar i Desenvolupament (ABD) fue su cuarta compañera, primera esposa y madre de su hijo.

Su mujer, con la que lleva ocho años, le amenazó con separarse. "A ella no le he hecho nada que ella no quisiera. Ella también me maltrata --se defiende--. En la terapia me he dado cuenta de cosas sobre mí mismo. Controlo más la agresividad". Manuel acude a la psicóloga y dice que quiere solucionarlo todo.