Las cifras que se desprenden de la catástrofe natural que golpea Pakistán desde hace una semana reflejan que se trata de las lluvias monzónicas más graves de los últimos 80 años: más de 1.500 personas muertas y 2,5 millones de personas afectadas, de las cuales casi medio millón se han desplazado de sus lugares de origen como consecuencia de las inundaciones. Las previsiones de más lluvias para los próximos días hace temer más obstáculos en las ya de por sí complicadas operaciones de rescate.

La contaminación de las aguas por efecto de las riadas y la carencia de agua potable están provocando los primeros casos de cólera en el valle del Swat, en la provincia de Khyber-Pakhtoonkhwa, en el norte del país, y las autoridades permanecen alerta ante la posibilidad de que se desencadene una epidemia.

El máximo responsable político de la provincia en materia sanitaria, Syed Zahir Ali Shah, estimaba ayer que alrededor de 100.000 personas de la zona padecen afecciones gastrointestinales.

El servicio de meteorología paquistaní anunciaba ayer más lluvias para lo que queda de semana, que se irán desplazando hacia el sur del país. Están en alerta las zonas de Sindh, Punjab, el noreste de Cachemira, Baluchistan y la capital, Islamabad.