La próxima campaña antártica española --las actividades que diversos institutos y universidades realizan todos los años en el continente blanco-- honrará a la temperatura polar y se situará en mínimos: un tercio de los investigadores y el personal técnico habitual, una cuarta parte del tiempo de permanencia en las bases y la mitad de los proyectos científicos de los últimos años. No irá ni siquiera el buque oceanográfico Hespérides, que por primera vez permanecerá en su puerto base de Cartagena, y para la logística se deberá echar mano de barcos que Brasil, Chile y Argentina compartirán amistosamente. Todo es por culpa de los recortes y los retrasos en las convocatorias públicas, muy especialmente las que han afectado a los Planes Nacionales de Investigación del ministerio.

"Hemos hecho todo lo que hemos podido. Al menos, y esto era esencial, podremos garantizar la continuidad de las series", explica Antonio Quesada, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y coordinador de la campaña. Las "series" son los datos biológicos, geológicos, atmosféricos y de otra índole que se empezaron a recopilar hace más de dos décadas y que desde entonces se han apuntado de manera ininterrumpida. Gracias a ellos se puede analizar la evolución del continente.

La campaña antártica se realiza todos los inviernos aprovechando las condiciones más propicias del verano austral. España cuenta con dos bases --Juan Carlos I y Gabriel de Castilla-- y con dos barcos capaces de llegar a ellas, el Hespérides y el remolcador Las Palmas, aunque este último ya no pudo participar en la campaña anterior. Fuentes de la Secretaría de Estado de Investigación admiten las dificultades de este año y destacan que el parón del Hespérides servirá al menos para dejarlo "como nuevo": se efectuarán diversas reformas en el casco y en el motor, al margen de darle una capa de pintura.

Las bases se abren normalmente en noviembre y se cierran en marzo, lo que supone cerca de cuatro meses de trabajo, repartidos en dos turnos para un relevo del personal. Este año, sin embargo, la campaña durará una cuarta parte: empezará el próximo de 3 de enero y se evacuarán y cerrarán las bases cuatro semanas después.

Normalmente, los científicos y los especialistas de logística viajan en avión hasta Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, y allí el Hespérides los recoge para llevarlos a las bases. Lo mismo sucede con los materiales: cruzan el Atlántico en un mercante y, en el último tramo, son embarcados en el mismo buque. Pero la falta de transporte propio ha obligado este año a buscar alternativas. Así, el personal y los equipos se embarcarán en un rompehielos brasileño, el Ary Rangel, y luego regresarán con sendos buques de Chile y Argentina. También se compartirá un avión con Portugal.

"NEGOCIACION LARGA Ha sido una "negociación larga y compleja", pero al final se ha conseguido el espacio "y no habrá problemas para llegar", explica el responsable de la logística, Miguel Angel Ojeda, miembro de la Unidad de Tecnología Marina (UTM) del CSIC. No se paga ni un euro, sino que se llega a acuerdos de colaboración, a veces frutos de la amistad. "Son favores habituales en este tipo de operaciones", resume Ojeda. "No disponer de barco propio limita los movimientos. Lo de este año es un auténtico desastre", añade un investigador con experiencia en la Antártida que prefiere no ser citado por su nombre.

La duración de la campaña afectará irremediablemente a la producción científica. No solo se realizarán menos experimentos, 9 frente a 18 del año anterior, sino que tendrán un carácter menos innovador porque se ha limitado al máximo el transporte de material. "Llevamos menos de todo, incluida la comida. Esencialmente, lo que vamos a hacer es dar continuidad a proyectos que ya están en marcha", asume Quesada. Este año viajarán a la Antártida 43 personas, incluidos 12 militares encargados en la logística en la base Gabriel de Castilla y 11 especialistas de la UTM para la Juan Carlos I. "Recuerdo campañas con unas 200 personas", añora Quesada.

"Esperemos que la situación mejore el año que viene y todo parece que así será", confía Quesada. "Ya trabajamos en la siguiente campaña con la previsión de que el Hespérides no faltará", tranquiliza Ojeda.