Roberto Romero-Galué, especialista en medicina materno-fetal por la Universidad de Yale de Estados Unidos, ha asegurado hoy que la investigación médica ha permitido vincular la parálisis cerebral en niños con los partos que se producen de forma prematura.

El investigador ha hecho esta afirmación a los medios de comunicación antes de impartir, en el Paraninfo universitario de Zaragoza, una conferencia titulada "Infección, inflamación, parto y parálisis cerebral: nuevos conocimientos" en la que aportado información referida a como detectar posibles casos ya en el feto.

Romero-Galué ha explicado que las investigaciones en relación a este vínculo entre partos prematuros y parálisis cerebral se encuentran en un nivel experimental avanzando que permite valorar la posibilidad de que en un plazo de 5 a 10 años se pueda disminuir la frecuencia de afección de esta enfermedad.

Los datos esgrimidos por el obstetra, ginecólogo e investigador indican que en los últimos treinta años, uno de cada tres partos prematuros tiene su origen en una infección intrauterina que no se manifiesta con fiebres en la madre ni con ningún otro síntoma típico de las infecciones.

Ha añadido que esta infección esta producida por una bacteria situada "frecuentemente" en el tracto genital inferior, que tiende a penetrar en la cavidad amniótica para infectar a los fetos.

A su juicio, el parto prematuro ha sido una "respuesta de la naturaleza" para tratar de resolver el problema, aunque en la actualidad, ha destacado, existen formas de diagnosticar y tratar estos procesos infecciosos vinculados a la parálisis cerebral.

"En estos momentos -ha subrayado- tenemos estudios activos para detectar al prematuro que tiene un proceso inflamatorio en el cerebro y que podría desarrollar la parálisis, pero también estrategias para diagnosticar a ese niño y tratamientos para disminuir el proceso de inflamación y prevenir la enfermedad".

Aunque la parálisis cerebral se detecta a los dos años de edad, el investigador considera "importante" disponer de medios para identificar a los prematuros con riesgo de desarrollar la enfermedad.

Ha destacado que en la actualidad existen "técnicas de imagen" para identificar una posible parálisis en el momento del nacimiento, pero ha incidido en la posibilidad de que en 5 o 10 años, en virtud de la investigación experimental desarrollada, se pueda intervenir directamente sobre el feto para reducir la frecuencia de la enfermedad.

En su alocución, el investigador ha destacado, por otra parte, que la administración, vía vaginal, de una hormona natural llamada progesterona reduce el riesgo de un parto prematuro espontáneo en un 45 % por ciento de los casos.

Según ha explicado, un estudio de la Asociación Nacional de Medicina de EEUU destaca que los partos prematuros suponen una media de gasto al año para Norteamérica de 26 billones de dólares.

En relación a su profesión, Romero Galué se ha mostrado convencido de que la obstetricia, tras ser considerada durante muchos años una especialidad mecánica dirigida a "atender partos o a hacer cesáreas", será de "una de las fronteras" de la ciencia en el siglo XXI.

"Tenemos la especialidad más difícil del mundo, porque así como los pediatras o los cirujanos tienen un solo paciente, nosotros tenemos dos, uno prácticamente invisible y difícil de tratar porque es inaccesible, y esto representa un reto intelectual y científico difícil".

Ha añadido a este respecto que los especialistas en obstetricia deben de buscar la forma en el futuro diagnosticar la enfermedad de un niño no nacido de forma no invasiva para después tratarla.