Silencio, como si el tiempo hubiera quedado parado. Era el ambiente que se respiraba a primera hora de la mañana en el punto kilométrico 333 de la AP-7 a la altura de Freginals. Por caminos paralelos a la vía se habían aproximado algunos vecinos de este pequeño pueblo de 400 habitantes que observaban consternados cómo se recuperaban los cuerpos de las primeras víctimas.

"Es un espectáculo completamente escalofriante ver lo que ha pasado aquí", comentaba el alcalde del pueblo, José Roncero, visiblemente afectado. El último autocar de una expedición de cinco, que transportaba a estudiantes de Erasmus que volvían a Barcelona de la noche de la 'cremà' en las Fallas de Valencia, volcaba antes de las seis de la mañana.

"Ironías del destino, debemos decir que somos afortunados", deslizaba ya en Tortosa (Tarragona) una de las estudiantes supervivientes cuando Dídac Ramírez, el rector de la Universidad de Barcelona --donde estudiaban la mayoría de los accidentados--, se acercó para consolarla.

"Todos ellos están en la contradicción interna por el hecho de saber que quizá los que viajaban junto a ellos murieron y tú te has salvado", señalaba el rector.

En un hotel de Tortosa se instaló el centro de coordinación y de atención a las víctimas y allí acudieron las máximas autoridades. Ajenos al ajetreo, las víctimas que ilesas y algunas que fueron dados de alta durante la mañana en los hospitales de la zona iban siendo atendidas en una sala del mismo hotel.

Cruz Roja desplazó 22 profesionales para atender a los jóvenes. "La mayoría de chicos son extranjeros. Nos comunicamos en francés, inglés, italiano o alemán, pero también hay algunos catalanes", explicaba la psicóloga de la Cruz Roja Lourdes Carrascón.

"Intentamos que puedan manifestar el susto que han sufrido, que pregunten todo lo que haga falta y que nos cuenten lo que han vivido. Ellos mismos marcan los tiempos. Están muy afectados, como es lógico, pero intentamos que tengan respuestas en todo momento y que no se queden parados", relataba. A todos les habían proporcionado además cargadores de móvil para que estuvieran en permanente contacto con sus familias.