Tras el dolor, el enojo. Los damnificados por el temblor de tierra del pasado sábado han comenzado a mostrar su irritación ante lo que consideran una lenta e insuficiente respuesta del Gobierno de Islamabad a sus necesidades. Cerca de cuatro millones de personas se han quedado sin hogar por el temblor de tierra y están expuestas al frío, a la humedad y al riesgo de epidemias.

"El Gobierno no está haciendo nada para llevar ayuda a los damnificados", declaró Amanula Jan, líder del Frente para la Liberación de Jammu y Cachemira (FLJC). "La gente está enfadada y la irritación crece día tras día", subrayó. Camiones cargados de alimentos y medicinas han comenzado a llegar a Muzaffarabad, la capital devastada de la Cachemira paquistaní, pero las carreteras hacia las zonas montañosas permanecen cortadas por las avalanchas.

Las noticias sobre el rápido rescate de las personas atrapadas entre los escombros de la torre Margalla, el lujoso bloque de viviendas que se derrumbó por el temblor de tierra en Islamabad, han molestado a los habitantes de Cachemira. "Cuando la gente oye que los residentes de la torre Margalla fueron rescatados en

36 horas, crece el sentimiento de alienación", subrayó Jan.

"En Cachemira, donde las muertes y la destrucción han sido masivas, los Gobiernos de Pakistán y las autoridades locales no han podido llegar a los damnificados incluso después de cuatro días", recordó.

El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, reconoció que la situación de emergencia en su país supera las capacidades de su Gobierno. El país tiene "necesidades apremiantes", admitió el jefe del Estado paquistaní. Canadá despachó a Pakistán a un equipo de militares canadienses desde Afganistán.