La erupción del volcán Grimsvötn, el más activo de Islandia, provocó ayer el cierre del espacio aéreo islandés y desató el temor a que se repita el episodio registrado en abril del 2010, cuando las cenizas expulsadas por el volcán Eyjafjalla sumieron el tráfico aéreo mundial en el caos durante semanas. Los expertos coincidían ayer en afirmar que, aunque la erupción es más potente que la de hace un año, la mayor densidad de la nube de ceniza, que el sábado llegó a alcanzar los 20 kilómetros de altura, impedirá que se desplace con rapidez y que afecte, al menos en las próximas 24 horas, al tráfico aéreo en otros países próximos, como Gran Bretaña, adonde miles de catalanes prevén volar el próximo fin de semana con motivo de la final de la Champions que disputará el Barça en Londres.

El Ministerio de Fomento corroboró que durante la jornada de hoy no prevé complicaciones en el espacio aéreo español, pero advirtió de que habrá que hacer un "estrecho seguimiento" del comportamiento del volcán en los próximos días.

El Grimsvötn, situado bajo un glaciar, comenzó a mostrarse activo el sábado, aunque a finales de año ya dio un aviso de que preparaba una erupción y las autoridades estaban alertadas. A pesar de que se halla enclavado en una región despoblada, el volcán no tardó en cubrir de ceniza algunas localidades del sur de Islandia y la capital, Reykiavick, situada a 400 kilómetros al oeste, aguardaba su presencia al final del domingo.

La organización europea de seguridad aérea Eurocontrol avanzó ayer tarde que las columnas de humo blanco alcanzarían el martes el norte de Escocia y que el oeste de Francia y el norte de España podían llegar a verse afectados el próximo jueves si las emisiones no remiten.

Paralelamente, un portavoz del los servicios meteorológicos islandeses explicaba que la erupción seguía siendo intensa pero que a, partir del mediodía, habían comenzado a detectarse los primeros indicios de que perdía fuerza. La altura de la columna de humo también había disminuido, situándose entre los 10 y los 15 kilómetros.

CIENTIFICOS Las erupciones del Grimsvötn (nueve entre los años 1922 y el 2004, cuatro de ellas a partir del 1996) han sido cortas. Las dos últimas se prolongaron por espacio de diez y cuatro días, mientras que las del Eyjafjalla se mantuvieron durante semanas, pero los científicos no se atrevían a predecir esta vez su duración. Los vientos era ayer débiles y la nube se encaminaba hacia el norte, alejándose de Europa. La erupción protagonizada en el 2010 por el Eyjafjalla comportó el mayor cierre del espacio aéreo decretado en Europa en tiempos de paz.