Unos 4,5 millones de italianos salen este lunes por primera vez de sus casas, después de casi 70 días de reclusión. Para reincorporarse al trabajo o saborear el primer día de una cierta libertad. Nadie podrá salir de la región en la que habita, a excepción de que haya un motivo laboral, sanitario o de urgencia certificada.

A partir del 18 de mayo se podrá viajar por todo el país, aunque solo por las mismas razones. Por ahora no se puede todavía acudir a las segundas residencias en la playa o la montaña, pero se puede ir para comprobar su estado. Este lunes se reabren a los pasajeros autorizados los aeropuertos de Florencia y Ciampino (Roma), como ensayo general sobre cómo hay que organizar los futuros controles para la aviación civil.

"Es el momento más peligroso", admite el primer ministro, Giuseppe Conte, de quien se ha viralizado un meme en el que dice: "fase 2: se podrá salir permaneciendo en casa", que resume la filosofía del primer desconfinamiento generalizado. "No es un rompan las filas", advierte Roberto Speranza, ministro de Sanidad. De hecho, las autoridades sanitarias prevén una nueva ola de contagios entre octubre y diciembre.

Aviso de Conte

Las más de 20 páginas del último decreto sobre el inicio de la desescalada ilustran minuciosamente las primeras novedades, manteniendo en vigor las anteriores: visitar a un familiar o la obligación de llevar mascarilla en los espacios cerrados y en los transportes sean públicos o privados, a excepción de los menores de seis años. Se podrá realizar actividad deportiva o motora incluso lejos de la vivienda, solos o acompañados (a dos metros de distancia), un solo progenitor podrá pasear con su bebé (hasta los tres años) y será posible acercarse a la estación, puerto o aeropuerto para esperar a un familiar que regrese del extranjero. Los padres separados podrán acudir al domicilio de los hijos y podrán entrar en Italia durante una semana los trabajadores extranjeros, como directivos o técnicos de empresas con sede en el exterior. "Si no hay responsabilidad, volvemos a cerrarlo todo, lo que sería una catástrofe", ha advertido Conte.

En el país existen aún 74 pequeñas "zonas rojas" con focos de infección cerrados a cal y canto, a pesar de que las estadísticas de Protección Civil del jueves indicaban un récord de más de 4.500 curados en un día, un descenso de los muertos a 285 nunca tan bajo- y que entre los hospitalizados son positivos solo uno de cada cinco. Desde hace días el factor R se mantiene por debajo del 1, lo que significa que cada positivo infecta a menos de una persona.

Dividida en dos

Respecto a la pandemia, la península sigue dividida en dos, con un norte con decenas de miles de contagiados y muertos y un sur con solo un máximo de 300 muertos por región con puntas de tan solo 25 y 21 en Basilicata (Potenza) y Molise (Campobasso). Sicilia, que controla uno a uno a quienes atraviesan el estrecho de Messina, cuenta con 235 difuntos y unos 2.000 contagiados. En días pasados un miembro del comité técnico-científico que asesora el Gobierno decía que "el clima del sur parece actuar como defensa frente al covid-19". Un estudio mundial publicado por el 'Corriere della Sera' ilustraba también que el virus se ha cebado principalmente en las zonas más industrializadas y ricas del planeta, que son también las más contaminadas.

Después de dos largos meses de pandemia, las 20 autonomías italianas cuentan ahora con uno o dos hospitales dedicados solo a quienes enfermen de covid-19. "Así los otros centros sanitarios podrán volver a ocuparse de los enfermos habituales", ha explicado Attilio Fontana, presidente de Lombardía (Milán). Paralelamente, Sanidad y las regiones han reorganizado la medicina de base, con miniequipos especializados, para la primera atención de los futuros contagiados y el seguimiento a domicilio de los positivos asintomáticos.