Tras mucha presiones y críticas y en medio de una alarma generalizada, la empresa Tepco, operadora de la planta nuclear de Fukushima, puso ayer fecha por primera vez al fin de la crisis nuclear de Japón. Deberán pasar todavía nueve meses para que la accidentada planta esté totalmente bajo control, con sus reactores en parada fría y sin emitir fugas radiactivas.

Cinco semanas después del peor accidente nuclear de la historia después del de Chernóbil (1986), la hoja de ruta presentada por Tepco sitúa en tres meses el tiempo preciso para devolver la refrigeración estable a las unidades dañadas y empezar a reducir la radiactividad, según explicó Tsunehisa Katsumata, presidente del consejo de Administración de la empresa. El período necesario para apagar el combustible nuclear será de entre seis y nueve meses. Según ese calendario, en verano la dosis de radiación emitida por la planta se habrá reducido de forma constante. A finales de año, estarían ya controladas las fugas radiactivas, informa Efe.

Las autoridades japonesas presionaban desde hace varios días a Tepco para que presentase un calendario concreto de actuaciones para la salida de la crisis. El primer ministro japonés, Naoto Kan, calificó el plan de la gestora como un "pequeño paso adelante", mientras la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, de visita en Tokio, dijo que expertos de su país lo analizarán.

La Agencia para la Seguridad Nuclear de Japón hará también un seguimiento de los trabajos de Tepco, que prevé además rodear con cubiertas gigantes los edificios de los tres reactores dañados por el terremoto del pasado día 11 de marzo y el posterior tsunami: 1, 2 y 3.

En los primeros tres meses se tratará de contener la filtración radiactiva del reactor 2, donde se cree que se produjo una fusión parcial de barras de combustible nuclear, además de construir nuevos sistemas de refrigeración ante los edificios de las unidades 1 y 3. Entre seis y nueve meses, el objetivo es dejar a esos tres reactores dañados en parada fría o con una temperatura inferior a 95 grados centígrados, es decir, sin riesgo de fusión del núcleo.

El sistema de refrigeración de los reactores 1, 2 y 3 de la central no funciona desde el seísmo mientras la piscina de combustible de la unidad 4 sufre también graves daños. Además del tsunami que anegó la planta y cortó el suministro de electricidad, la situación de esas cuatro unidades se vio empeorada por tres explosiones de hidrógeno los días 12, 14 y 15 de marzo, cuando se produjo un incendio en la unidad 4.

INYECCIONES DE AGUA Desde entonces, bombas eléctricas inyectan agua para enfriar los reactores a un ritmo de entre seis y siete metros cúbicos por hora, lo que genera grandes cantidades de agua radiactiva que se han filtrado a varias zonas de los edificios de turbinas.

La situación de Fukushima, que ha creado una alerta mundial, fue calificada ayer como "una crisis multidimensional con un alcance sin precedentes" por Hillary Clinton, que durante una corta visita a Tokio comprometió el "firme" apoyo de Estados Unidos para la reconstrucción de Japón, uno de sus grandes aliados en Asia.

Unas 80.000 personas han sido evacuadas de un radio de 20 kilómetros a los alrededores de la central y las autoridades japonesas ampliarán este mes las zonas de evacuación a media decena de localidades situadas más allá de ese perímetro, tras detectarse en ellas elevados niveles de radiactividad que podrían ser perjudiciales para la salud.