TMte contaba en una ocasión Javi Sánchez los diferentes modos de vida de Extremadura y Levante. Javi es cacereño e internacional con la selección española de fútbol sala. Ha jugado muchos años en el equipo de Castellón y trabaja como ejecutivo en una fábrica de esa ciudad. Me explicaba que allí, eso de las cañitas, la siestecita y el paseíto diario no existe, que la costumbre es trabajar mañana y tarde sin descanso y el fin de semana irse a la casa de la playa o del campo. Otro dato importante es que los valencianos valoran más el cambiar de trabajo y el arriesgar que la estabilidad funcionarial. Para ellos y para quienes son como ellos están pensadas las medidas de fomento del alquiler que la nueva ministra de Vivienda explicaba el domingo en este periódico. En Extremadura es distinto. Aquí, lo de la movilidad laboral no se estila mucho y lo del alquiler parece un empeño difícil mientras en Don Benito cueste alquilar 360 euros, pero por 520 al mes tengas un piso de 18 millones en propiedad junto al parque.

Lo bueno de Extremadura es que disfrutamos de lo mejor de cada sitio. Es decir, tenemos horarios extremeños de café, caña y siesta, pero al llegar el fin de semana hacemos como en Levante: Don Benito se queda vacío porque todo el mundo se larga a esas parcelas con casa situadas al norte de la carretera a Villanueva y en Almendralejo hay más gente en los cientos de chalés de la carretera de Badajoz que en la ciudad... No sé si somos más listos o más antiguos. Sí sé que disfrutamos mucho de la vida.

*Periodista