Partiendo de las marcas de la Sábana Santa y los testimonios históricos de la crucifixión de Jesús, Miguel Lorente (Serón, Almería, 1962) se atreve con uno de los mayores desafíos que se haya planteado la medicina legal: reconstruir con ojos de forense aquellas horas cruciales. La pesquisa, 42 días (Aguilar), aporta un dato que traerá cola: Jesús no murió en la cruz.

--¿Cómo surge este reto?

--Desde que soy forense he pensado que ciertos hechos de los Evangelios podían tener una explicación más razonable que el milagro. Más tarde, cuando trabajé en el FBI por temas del ADN, recopilé información sobre la Sábana Santa, que es un objeto fascinante para un forense. De ella partió mi curiosidad científica.

--La sábana es su prueba de cargo.

--Es el único documento presente en el lugar de los hechos. Nunca estaremos del todo seguros, pero hay pruebas científicas que confirman que es verdadera. Se dice que es 82 millones de veces más probable que la sábana sea real que lo contrario.

--Y esa sábana es un libro abierto en manos de un forense.

--Es lo que me permite afirmar que Jesús bajó vivo de la cruz, porque en ella hay signos de vitalidad.

--¿En términos forenses, qué sufrió Jesús en la cruz?

--Un shock traumático, con un componente hipovolémico por la pérdida de sangre, y posiblemente un edema pulmonar. Sufrió un coma superficial, aunque le dieron por muerto. Por eso no le partieron las piernas, lo que se solía hacer. Tras bajar de la cruz, recobrar la horizontalidad le devolvió oxígeno al cerebro.

--Sigamos con el informe forense. ¿Qué pasó después?

--En el sepulcro lo lavaron, algo que es evidente, porque solo así se pudo obtener la imagen tan nítida que ofrecía la sábana. En las escrituras se afirma que Nicodemo llevó 50 libras de mirra y aloe para lavarlo, sustancias con poder curativo y analgésico. En ese momento debió de ser cuando vieron que estaba vivo y lo rescataron. Para los creyentes hubo resurrección, pero científicamente pudo darse una resucitación, que es un fenómeno habitual.

--¿Qué pasó a los 42 días?

--Tras aparecer ese domingo, el cuerpo no fue visto hasta el día 42, cuando se produce la ascensión. No sabemos si el relato de esa ascensión se refiere a la verdadera muerte de Jesús, o a partir de ahí desapareció de la vida pública. Lo cierto es que el cuerpo que estuvo en contacto con la sábana santa estaba vivo. Pudo morir a los 42 días por las heridas, pero no murió en la cruz.