Un hombre de 62 años murió ayer en su domicilio de Yecla (Murcia) a consecuencia de las heridas de arma blanca que le produjo presuntamente su hijo, Rafael B.S. de 29 años, informaron fuentes del Centro de Coordinación de Emergencias de la Región.

A las 7,20 de la mañana, la madre del presunto parricida llamó al 112 para pedir ayuda urgente y una ambulancia porque su hijo "estaba matando a su padre". Al domicilio se desplazó una ambulancia cuyas asistencias sólo pudieron certificar la muerte del padre, que trabajaba como representante de empresas locales de fabricación de muebles.

Los sanitarios atendieron a la madre de heridas leves en las manos así como al presunto parricida, que presentaba una herida en la mano derecha, que afectaba a varios tendones.

Ambos fueron trasladados al hospital Virgen del Castillo de Yecla, donde la madre continúa ingresada en observación, y el hijo fue sometido a una intervención quirúrgica para suturar la herida, antes de ser conducido, con escolta policial, a la unidad de Psiquiatría del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia.

Los vecinos declararon a los medios de comunicación que se desplazaron al lugar, que el chico, el menor de tres hermanos y único que vivía con los padres, tenía problemas depresivos.

Nunca dio problemas Este hecho fue confirmado por el cuñado del fallecido, Miguel Rico, quien se acercó a la casa y también señaló que el joven estaba en tratamiento con un psiquiatra de Valencia y medicado, aunque no había mostrado signos de violencia y "nunca había habido problemas".

El chico "era una persona muy tranquila. Cuando se ponía depresivo era tranquilo, ni hablaba ni nada", dijo su tío, quien recordó que en una época estudió para ser bombero, que los primeros síntomas de la enfermedad comenzaron cuando suspendió los exámenes, y que en la actualidad trabajaba con su padre.

María Puche, que reside en el mismo edificio que la familia, declaró que oyó los ruidos y acudió al piso de los Bañón, que calificó de "muy buenos vecinos". Dijo que entró en el salón de la vivienda, donde se encontró al hijo "sentado, muy tranquilo, y sangrando por un brazo".

Otro vecino del barrio relató que vio cómo el presunto autor fue bajado a la calle en una silla de ruedas con "los brazos vendados y arañazos en el cuello", y que de la silla lo pasaron a la camilla de la ambulancia.