La venganza de un exalumno fracasado parece ser la causa más probable del secuestro de 20 niños, de 10 años, en el municipio de l´Hospitalet (Barcelona), que se prolongó durante casi cuatro horas en la tarde de ayer. Entre los retenidos se encontraba su propia hermana. Este tipo de sucesos no tenía precedentes en España.

El secuestrador, Norberto A. M., de 17 años, se presentó minutos antes de las 15,30 horas en la escuela Casal dels Angels, de la calle de la Unió, donde había cursado estudios primarios, que no terminó. Los responsables del centro le flanquearon la puerta principal al verificar que se trataba de un exalumno. Acudió con el pretexto de querer dar un recado urgente a su hermana, alumna de 5º curso de Primaria.

ARMADO CON UN CUCHILLO

Norberto A. enfiló la escalera para dirigirse al tercer piso, donde se encuentra el aula, de 5ºC. Durante el trayecto, se colocó un pasamontañas. De este modo entró en la clase, amenazando con un cuchillo mediano --similar al de cocina-- a la profesora. Le dijo llamarse Juan, le comunicó el secuestro de los niños, por cuya liberación exigía 1,5 millones de euros (250.000.000 de pesetas). Tras lo cual, expulsó a la maestra.

Minutos después se personaron en la clase el director y la jefe de estudios, que trataron de conminar a su exalumno para que desistiese en su actitud. Le conocían bien, porque durante años tuvieron que batallar con su retraso escolar, hasta que dejó los estudios prematuramente.

Fuentes del centro califican a Norberto como un muchacho con "bastantes problemas de relación" con los demás compañeros y, especialmente, con los profesores. Esa circunstancia originó un progresivo aislamiento en el colegio. Durante su estancia, sostienen, dio muestras de su "conflictividad" y de "cierto desequilibrio emocional".

El muchacho será sometido a un examen psiquiátrico para determinar las causas de su desatinado comportamiento, por el que puede ser condenado a una pena de entre cinco y ocho años de internamiento en un centro especial. La ley del menor establece esa pena en los delitos de detención ilegal en los que no se registren daños personales.

Las fuentes del centro y las policiales coincidieron en relatar que Norberto se había incorporado a la vida laboral con mal pie, ya que no encontraba un trabajo que le satisfaciera. En su opinión, esa circunstancia, unida a cierto resentimiento hacia la escuela, pudieron desencadenar el secuestro. Sin embargo, el muchacho justificó su comportamiento en los problemas económicos que dijo padecer su familia.

DOS HORAS DE NEGOCIACIONES

Esos parámetros de personalidad le fueron relatados al comisario Carlos Rubio, jefe de la Brigada de Policía Judicial, que ha negociado en secuestros aéreos. El policía mantuvo más de dos horas de conversación con el chaval, separados por la puerta del aula.

Primero, Rubio le hizo creer que se tomaban en serio sus exigencias y le aseguró que le iban a pagar, aunque sólo un millón de euros (166 millones de pesetas). A cambio, le solicitó que liberara a 16 niños como prueba de su buena voluntad, a lo que accedió. El muchacho se quedó con su hermana y tres escolares más.

La policía tenía localizada la posición del secuestrador y la de los niños, al objeto de precipitar la entrada de los agentes de los Grupos de Operaciones Especiales. El momento más crítico se produjo cuando el secuestrador apagó la luz de la clase. Entonces, los policías temieron lo peor.

El negociador policial ofreció unas pizzas y refrescos al secuestrador, después de que los niños aseguraran que comenzaban a tener hambre. Una media hora más tarde, a las 19.25 horas, un agente, experto en artes marciales y disfrazado de pizzero, llegó con la mercancía. Entró en el aula y, casi sin mediar palabra, desarmó al secuestrador, que sufrió un corte en un brazo con el arma que llevaba en la mano.

POCA INFORMACION

Media hora después, el jefe superior de policía de Cataluña, Angel Fernández Rancaño, comparecía ante los periodistas ansioso de desmentir los bulos alimentados por la falta de información. "No sabíamos si podía tener un aparato de radio y por eso no hemos dado mucha información", dijo. Y agregó: "Lo único que interesaba era acabar con esa pesadilla".

El policía aseguró que los niños no habían estado en "serio peligro", pese a que algunos dijeron haber pasado miedo. Según varios padres, la mayoría se lo tomaron como una aventura. A ello contribuyó, sin duda, la condición de exalumno de Norberto y el hecho de que su hermana estuviera también secuestrada.