Los jóvenes españoles dan síntomas de escoramiento hacia la derecha. Los indicios, aunque leves y contados, son significativos, y en algunos casos han llamado la atención del Ministerio de Igualdad, que ayer presentó un estudio sobre hábitos y tendencias en el que cabe casi todo: consumo, paternidad, sexo, estudios, cultura, ocio, incluso mortalidad. Puede que el dato más llamativo sea este: uno de cada tres jóvenes (entre 15 y 29 años) respalda la aplicación de la pena de muerte. En concreto, el 36,5%.

Sucede esto en el país cuyo Gobierno ha hecho de la abolición del castigo capital una de sus principales banderas en lo que se refiere a política exterior, y en una época en que los pocos países que la siguen aplicando son blanco de constantes y furiosas críticas. Está tan mal visto y tan en desuso que la propia ministra de Igualdad, Bibiana Aído, se declaró sorprendida por la estadística, y recordó que España abolió la pena de muerte con la entrada en vigor de la Constitución de 1978. Hace mucho o hace muy poco, todo depende de quién y de cómo se mire.

Pero no es un único dato el que marca tendencias. Hay más. El Informe Juventud en España 2008, elaborado a partir de 5.000 encuestas realizadas hace un año, también arroja que los jóvenes españoles dan cada vez mayor importancia a la religión. Para ser exactos, si hace cuatro años el 23% admitían que la religión era "muy importante" en sus vidas, hoy ese porcentaje ha subido al 27%. Las otras estadísticas destacadas tienen que ver con los matrimonios entre homosexuales --el 16% están en contra-- y con el aborto: el 59,8% reconocen que es un derecho de la mujer, pero es que hace cinco años el porcentaje era del 63,9%.

UNA SOCIEDAD PLURAL En el Ministerio de Igualdad existe la idea de que al menos una parte de este escoramiento es responsabilidad de la juventud inmigrante: jóvenes que tal vez llevan encima la carga ideológica de países en general más atrasados. El Gobierno destaca, por ejemplo, que en lo que se refiere a roles de género los extranjeros son más "tradicionales" que los españoles, y subraya la gran distancia que existe en el apartado de embarazos no deseados entre las mujeres de origen inmigrante (23,3%) y las españolas (9,6%, y la tendencia es a la baja).

En términos más amplios, el informe esboza el retrato de una juventud española que, como apuntó el sociólogo Andreu López --uno de los responsables del estudio-- "ha adelantado la edad de las grandes decisiones". Tienen sexo más pronto, se independizan más pronto y los hijos los tienen antes. En una sociedad en la que hasta hace nada se hablaba de que las mujeres retrasaban la primera gestación hasta más allá de la treintena, resulta curioso el dato de que "la mayoría", ahora, de acuerdo con López, "tienen el primer hijo entre los 21 y los 23 años".

Finalmente, en el campo laboral el estudio pinta un panorama cuando menos halagüeño. "La situación económica y laboral de los jóvenes ha mejorado, aunque se mantiene la dependencia económica respecto a los padres", explicó la socióloga Almudena Moreno. Eso sí, son espejo del resto de la sociedad: los hombres son mejor remunerados.