El diestro de Plasencia afincado en Las rozas, Juan Mora, se enfrentará este domingo a uno de los peores tragos para un torero: echar el cierre a una plaza de toros. La Monumental de Barcelona celebrará este fin de semana, con motivo de la fiesta de la Mercé, la última gran corrida de Cataluña, antes de que el uno de enero entre en vigor la prohibición de la Generalitat sobre la tauromaquia. Junto al diestro de Galapagar, José Tomás y el espada catalán Serafín Marín; Mora será el último en pisar, de grana y oro, la arena de la Monumental.

-- Mañana puede ser la última corrida en la plaza de Barcelona. ¿Es un honor cerrarla, pese a las circunstancias?

-- Sí, es un honor. Estar ahí ese día es encontrarte con muchos sentimientos y las emociones van a aflorar porque lo que va a pasar es un atentado a la expresión de una cultura y a la libertad de muchas personas, pero sobre todo un atentado al propio toro.

-- ¿Qué siente ahora mismo?

-- Estoy conmocionado hasta el tuétano y muy triste por un lado, pero por otro, participar ese día, en esa fiesta, delante del público de Barcelona, que ha mostrado su apoyo en estos durísimos momentos me complace mucho. Ellos son los verdaderos luchadores de la tarde, la afición de Barcelona.

-- ¿Por qué le ha escogido la organización para este cartel, una vez más junto a José Tomás?

-- La empresa nos llamó para abrir la terna y acepté encantadísimo. Siempre es un lujo torear al lado de José Tomás, que ha estado muy ligado a la plaza de Barcelona en los últimos tiempos. Su última reaparición fue allí. Y, cómo no, también es un honor ir junto con el torero catalán Serafín Marín.

-- ¿Cuántas veces ha toreado ahí y que recuerdos le trae?

-- Creo que han sido unas doce corridas. Allí me ha sobrevenido el triunfo en dos o tres tardes que serán indelebles para mí. He sentido el calor y la efervescencia de esa afición cuando he desorejado por partida doble. Mi paso por ella ha sido muy bonito. Pero mi carrera es algo ínfimo en comparación con la historia de los toros en Cataluña. La prohibición es un golpe asestado al trabajo de toda una vida, y más en una plaza con tanta historia.Tendrá unos 100 años, pero la tauromaquia en Cataluña más de 500.

-- ¿Confía en el que recurso del PP ante el Tribunal Constitucional o la declaración de Bien de Interés Cultural revoquen esta decisión?

-- Claro, uno va a Barcelona sabiendo que es irrefrenable, que es la última corrida. Pero por otro lado, no quieres ni pensarlo. Albergo la esperanza de que es un problema terrible, pero no sobrehumano. Espero que se actúe con sensatez.

-- Supongo que, cuando decidió tomar la alternativa, nunca imaginó que iba a cerrar una plaza. ¿Qué siente? ¿rabia, frustración...?

-- Nunca lo hubiera imaginado. Me da mucha rabia, sobre todo, por nuestros mayores, que vieron la plaza en su apogeo. Entristece ver algo creado a pulso, con mucha ilusión y amor para que ahora lo derrumben. Cuántas anécdotas y experiencias habrán presenciado esos muros, ese ruedo, esas tablas... Es aterrador pensarlo.