Un jubilado de 71 años, Rafael Agustín Velasco, mató ayer en Cariñena (Zaragoza), durante una cena familiar, a su mujer, Amelia Pallarés, de 62 años, quien recibió una cuchillada por la espalda que afectó al corazón. Una vez consumada la agresión, el hombre se autolesionó en el abdomen con un cuchillo.

Los hechos, que se atribuyen a un ataque de locura o a un motivo pasional, ocurrieron sobre la una de la madrugada, cuando la pareja se hallaba cenando en su domicilio con su hija mayor, un primo de la víctima y unos parientes de Madrid llegados para celebrar la primera comunión de un nieto de Rafael y Amelia.

Al parecer, la agresión se produjo cuando el marido se hallaba en la cocina cortando jamón. En ese momento, su esposa le comentó su intención de ir a la playa el próximo fin de semana. "Yo no pienso ir", dijo él. "Pues ya me iré yo sola", respondió ella. "Yo no iré y tú tampoco", replicó el marido, al tiempo que se volvía con el cuchillo jamonero y se lo clavaba en la espalda. Amelia se giró y gritó: "¡Ay, me has pinchado, me has pinchado!". Y cayó muerta al suelo.

El autor de la agresión, que se autolesionó con el mismo cuchillo en el abdomen, fue trasladado al Hospital Clínico de Zaragoza. Las lesiones eran de carácter leve, por lo que, tras serle practicada una cura, ingresó en el módulo de presos del Hospital Miguel Servet, donde permanecía anoche en observación.

UN PUEBLO SORPRENDIDO "Para Cariñena ha sido una sorpresa, algo totalmente inesperado", manifestó Gregorio, un vecino de la localidad, de 3.000 habitantes. "Era un matrimonio que nunca había dado que hablar". Rafael Agustín, que nació en Santo Domingo de la Calzada, llevaba varios años jubilado, tras haber sido el responsable de un concesionario en la comarca.

Su mujer, Amelia, había trabajado en seguros, pero últimamente se dedicaba a labores domésticas. El matrimonio tenía dos hijas, de 39 y 34 años, casadas y la primera de ellas con un niño de 9 años, que iba a hacer la primera comunión.

El delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández, manifestó ayer que el crimen "quizá no sea un caso de violencia doméstica, sino que podría deberse a algún transtorno personal" del agresor. De hecho, la víctima no había interpuesto ninguna denuncia contra su marido y su vida conyugal había transcurrido sin incidentes.