Con gritos de "son unos criminales y unos delincuentes", el británico Tony Alexander King fue expulsado ayer de la sala donde apenas dos horas antes empezó la repetición del juicio por el asesinato, en 1999, de Rocío Wanninkhof. Su abogado pedirá que vuelva a comparecer hoy antes del resto de declaraciones, aunque fuentes judiciales explicaron que podría no testificar hasta el final del juicio en el último turno de palabra, y que el juzgado de guardia estudia si podría haber incurrido en un delito de injurias contra la autoridad judicial.

King fue expulsado por el magistrado de la sala segunda de la Audiencia Provincial sobre las dos de la tarde. Justo en el momento de empezar a declarar, se levantó y, en castellano, gritó que "el juez es un criminal, el fiscal es un delincuente y los biólogos de la policía de Málaga son unos delincuentes". El británico insistió en que "no son insultos, son verdades", después de que la acusación particular llamara la atención.

El abogado defensor de King, Javier Saavedra, explicó que todo era fruto de "los nervios" y manifestó su intención de que King pudiera ser interrogado hoy, antes de que comiencen el resto de comparecencias de los 78 testigos citados. No obstante, la acusación particular, que representa a la familia de Rocío Wanninkhof, consideró que fue una "estrategia" para evitar "responder a preguntas en las que podría caer" y que "les podría salir el tiro por la culata porque se leerían sus declaraciones pasadas", aseguró.

UNICO IMPUTADO El británico es el único acusado en este nuevo juicio por la muerte de la joven de Mijas, de cuyo asesinato ya fue culpada Dolores Vázquez, excompañera sentimental de su madre. Vázquez pasó 17 meses en prisión hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ordenó la repetición del juicio por falta de garantías y tras conocerse la implicación de King, cuyo ADN fue encontrado en el lugar de crimen y coincidía con el localizado, cuatro años después, en el sitio donde apareció asesinada Sonia Carabantes.

En esta ocasión, el fiscal solicita una pena de 26 años y nueve meses de prisión por los delitos de asesinato y agresión sexual en grado de tentativa al considerar probada su autoría, como ya reconoció "con pelos y señales" el acusado en anteriores declaraciones. La acusación particular, por su parte, reclama 20 años de cárcel por un delito de asesinato y ha solicitado, sin éxito, que sean admitidas como pruebas la ropa interior y colillas con otro ADN aparecidas ante la puerta de la familia Wanninkhof.