Satisfecha tras la orden de un juez italiano, Juana Rivas salió del juzgado de Cagliari (Cerdeña) con paso apresurado para poder reencontrarse por fin con sus hijos, con los que estará menos de 48 horas. El régimen de visitas de estos días centró la primera sesión de la vista por la guardia y custodia de los menores, de 11 y 3 años, aplazada hasta el 30 de noviembre tras la solicitud de nuevas pruebas, periciales y psicológicas fundamentalmente, por ambas partes.

Los abogados de la madre de Maracena (Granada) explicaron que ella y sus hijos comieron juntos y luego marcharon hacia el hotel. El encuentro fue «muy emotivo», subrayaron, y Rivas se encontraba «muy feliz de poder abrazarlos» después de 60 días sin verlos. Es el tiempo transcurrido desde que, tras su huida de la justicia para no tener que devolverlos al padre -condenado por maltrato hacia ella en el 2009- no le quedó otra opción que entregarlos tras ser denunciada por sustracción de menores.

Desde entonces los niños han residido en Italia, dada la custodia provisional que solicitó en su país el padre, Francesco Arcuri, el pasado agosto. Allí se decide ahora el futuro de los pequeños. Buena parte de la comparecencia se dedicó a aclarar las condiciones de la estancia de Rivas con los niños estos días, que al final serán sin límite de tiempo; supervisadas por su letrada, como pedía el progenitor, y en Cagliari, porque como explicó al juez la madre, tiene «miedo de volver a Carloforte», la isla donde vive su expareja.

La defensa de Rivas señaló que durante su declaración, la madre pudo al menos esbozar su situación como víctima de malos tratos, a lo que el juez respondió que «se investigarán». Además, Rivas tiene pendiente aún que se inicien las diligencias por los malos tratos denunciados en España -que motivaron su huida- y que el juez remitió a la justicia italiana, al ser el país donde supuestamente se habrían producido. En España, debe responder por la denuncia presentada por Arcuri.