Su esquizofrenia se ha estabilizado. Los psiquiatras, que han diagnosticado un claro progreso de socialización, aseguran que no debe permanecer ingresado. Guiado por estos criterios médicos, el juez de vigilancia penitenciaria, José Luis Albiñana, ha propuesto a la Audiencia de Barcelona la libertad de Andrés Rabadán, conocido como el asesino de la ballesta, en referencia al arma con la que mató a su padre, porque --según declaró-- le sirvió un vaso de leche que estaba fría. Antes, Rabadán había hecho descarrilar tres trenes de cercanías en el Maresme.

El pasado mes de julio, el abogado del joven, avalado por informes médicos favorables, ya intentó, sin éxito, conseguir la libertad para su cliente, que está ingresado en el pabellón psiquiátrico de Quatre Camins desde hace ocho años. Pero, en aquella ocasión, los tres intentos de fuga de Rabadán en menos de dos años pesaron como una losa. El propio juez de vigilancia penitenciaria se mostró desfavorable, al igual que el fiscal y, con posterioridad, los magistrados de la Sección Octava de la Audiencia de Barcelona.

Pasados seis meses, estas reticencias han remitido y ha sido el propio juez de vigilancia penitenciaria el que solicita que se deje sin efecto el internamiento psiquiátrico del joven, según informó ayer Efe.

Sin embargo, el fiscal ha mostrado su oposición a la libertad al considerar "la extrema peligrosidad del interno manifestada en las circunstancias en que ejecutó el delito". Además, el ministerio público entiende "la enfermedad diagnosticada --una psicosis esquizofrénica de tipo paranoide-- está estabilizada pero no curada". En cualquier caso, ha de ser la Audiencia de Barcelona la que tome la decisión.

Todos los informes médicos apuntan al mismo diagnóstico: Rabadán, de 30 años, ha mejorado sustancialmente con respecto a 1994, cuando ingresó tras disparar a su padre cuatro flechas con una ballesta. Han remitido totalmente las crisis agudas de esquizofrenia y la medicación le fue retirada por completo en 1997.

"AUTOESTIMA VULNERABLE"

Sin embargo, pese a la mejoría, los médicos aprecian alteraciones que, en su opinión, pueden ser tratadas fuera de la prisión, en un tratamiento ambulatorio. "Se aprecia una alteración de la personalidad de tipo narcisista, con una importante vulnerabilidad de su autoestima que condiciona de forma significativa su vida emocional", señala un informe médico emitido por la unidad mental de la prisión de Quatre Camins.

Pero los expertos califican especialmente la evolución como "altamente favorable". "De un estado de baja autoestima, sentimientos de tristeza, tendencia al aislamiento e ideación autolítica a un estado afectivo con predominio de la socialización, proximidad con los demás e interés en las actividades creativas".