El pasado julio ha marcado un nuevo hito negativo en la crisis climática al convertirse en el mes más cálido de la historia en el conjunto del planeta, según los datos del servicio europeo Copérnico sobre el calentamiento global. El récord anterior lo ostentaba julio del 2016, superado ahora con 0,04 grados más.

«El mes de julio es generalmente el más caluroso del año en el mundo, pero según nuestros datos, este mes de julio del 2019 también ha sido el más caluroso jamás medido, aunque por poco», declaró el jefe de este servicio europeo, Jean-Noël Thépaut, antes de advertir que de continuar el actual ritmo de aumento de las emisiones de efecto invernadero, «los récords de altas temperaturas seguirán siendo batidos».

Los elevados registros del pasado julio afectaron particularmente a Europa occidental, con países como Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Reino Unido o los Países Bajos afectados por una ola de calor corta pero muy intensa en la que rompieron sus récords absolutos de temperatura. Por vez primera se elaboraron mapas meteorológicos en los que se incluyeron temperaturas superiores a los 40 grados.

El aire cálido procedente del norte de África y España fue el causante de la ola de calor, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que detalla que posteriormente se desplazó de Europa central a los países escandinavos. En Noruega, las estaciones meteorológicas registraron nuevos récords el 27 de julio, y en 28 emplazamientos se dieron «noches tropicales» con temperaturas superiores a los 20 grados. En las estaciones finlandesas también se establecieron nuevos máximos históricos: 33,2º el 28 de julio en la capital, Helsinki, y 33,7º en la localidad de Porvoo, en el sur del país.

París vivió el día más cálido del que se tienen datos al alcanzar una temperatura de 42,6º a las 16.32 horas, un valor sin precedentes desde que se empezaron a realizar mediciones. Según Copérnico, las temperaturas también han sido superiores a lo normal en Alaska, Groenlandia, Asia central, partes de la Antártida y de Siberia, donde el calentamiento ha avivado una ola de unos 100 incendios que afectan a tres millones de hectáreas.

«Siempre ha habido veranos calurosos, pero este no es el verano de nuestra juventud, no es el de nuestros abuelos», comentó días atrás el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. «Si no hacemos nada sobre el cambio climático ahora, estos eventos extremos serán la punta del iceberg: un iceberg que se derrite rápidamente», agregó, tras alertar que «el calor excepcional ha ido de la mano de una alarmante fusión de los hielos en Groenlandia, el Ártico y los glaciares europeos», señaló.