Ni los guionistas de Hollywood más azucarados habrían imaginado semejante desenlace. Cuando faltaban unos minutos para las nueve de la mañana, la hora fatídica en la que se debía llevar a cabo el desalojo del bloque de Salt (Gironès) ocupado por 16 familias que han perdido sus viviendas por impago del alquiler o de la hipoteca, llegó la noticia que nadie esperaba. El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos había decretado la suspensión cautelar del desahucio porque considera que con esa medida se podían estar vulnerando algunos derechos fundamentales de las personas alojadas en el edificio.

Mientras el abogado de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Benet Salellas, explicaba el contenido de la resolución, aún flotaban en el aire los corrosivos versos de una de las canciones que el grupo Lágrimas de Sangre había interpretado en el concierto celebrado horas antes en el descampado aledaño al bloque y que, como este, también pertenece a la Sareb o banco malo: ±Se sigue permitiendo dejar a gente sin casa, mientras con dinero público al banco se amamanta ... David contra Goliat ... Nos dejarán sin pan, pero jamás nos callaránO.

DERECHO A LA VIVIENDA Los cientos de personas que se habían concentrado ante el inmueble para evitar el desalojo no pudieron ni quisieron ocultar su alegría. Gritos, abrazos y lágrimas, pero de las de verdad, brotaron entre la multitud, que poco después paseó la buena nueva en una manifestación que recorrió las calles de Salt hasta llegar al ayuntamiento. Salellas precisó que el organismo judicial europeo había decretado la suspensión del desalojo --de obligado cumplimiento para la justicia española-- hasta el próximo 29 de octubre a la espera de que las autoridades españolas, que son el interlocutor internacional del tribunal, le hagan llegar un informe en el que se precisen las iniciativas que se han llevado a cabo para proteger a las familias y a los niños que viven en el edificio y proporcionarles una nueva casa en la que vivir. "Es una medida para dar cumplimiento al derecho a la vivienda y al derecho a la protección del domicilio que tiene reconocidos España a través del convenio europeo de Derechos Humanos", añadió el abogado.

Salellas explicó que la PAH recurrió a ese tribunal "a la vista de la absoluta dejadez y negativa de las autoridades judiciales españolas a atender ni una sola de las peticiones humanitarias" de la plataforma para dar protección a los menores y a las familias. "A la vista de que existen evidentes indicios de que puede haber una infracción de derechos fundamentales reconocidos en el convenio, el tribunal ha aceptado la petición", agregó.

RECURSO JURIDICO El letrado recordó que no es la primera medida que les concede Estrasburgo ante la política de vivienda del Gobierno, ya que hace unos meses otro tribunal europeo dictaminó que había que paralizar los procesos de desahucio si se detectaba que había cláusulas abusivas en las hipotecas. "En materia de desalojo penal, esta decisión nos abre la puerta a corregir la indecencia de los tribunales españoles. Esperamos que ayude a enmendar a los jueces y fiscales y a las autoridades, que desatienden de forma reiterada y sistemática las invocaciones al derecho a la vivienda", destacó Salellas. Queda por ver el sentido definitivo de la sentencia y sus efectos jurídicos.

Tras recibir la resolución del tribunal europeo, el Juzgado de Instrucción número 3 de Girona, que fue el que ordenó el desahucio del bloque ocupado de Salt a instancias del fiscal, decretó a su vez la paralización del proceso a la espera de que el organismo europeo vuelva a pronunciarse el día 29. Un respiro temporal que la PAH aprovechará para intentar reunirse con los responsables de la Sareb con el fin de convencerles para que concedan un alquiler social a las familias que viven en el inmueble de Salt. "Esta resolución es una esperanza y nos demuestra que todo el trabajo hecho hasta ahora ha valido la pena", afirmaba emocionada Doris, una chilena que vive en el bloque ocupado.

Mientras tanto, las cerca de 700 personas que pasaron la noche en el edificio para evitar el desalojo (en su mayoría activistas llegados de toda Cataluña) podrán irse recuperando del dolor de espalda que muchos de ellos se han llevado de recuerdo tras intentar dormir tirados en el suelo en los lugares más insospechados. Cocinas, bañeras y pasillos incluidos.