Una patrulla de la Guardia Civil estuvo a punto de evitar el accidente provocado por un conductor que circuló en dirección contraria por la A-1 en Madrid y que causó la muerte de un matrimonio la medianoche del miércoles. Los agentes lograron pararse frente al kamikaze --que también falleció en el siniestro-- y le ordenaron que se detuviera cuando llevaba menos de cinco minutos circulando, pero éste logró esquivar el control tras golpear levemente el vehículo policial. Poco después se estrelló contra el Renault Safrane en el que viajaban los fallecidos y sus dos hijos, que salvaron la vida.

Federico Nieto de la Madrina, de 40 años, empleado de banca y vecino de Alcobendas, entró a las 23.40 del miércoles con su Seat Ibiza en el sentido Irún de la autovía que une la ciudad vasca con Madrid, pero lo hizo en dirección contraria.

La Guardia Civil se preguntaba ayer aún por qué, sin hallar respuestas convincentes. Hasta que no se efectúe la autopsia no puede descartarse que condujera bebido, pero los testigos aseguran que no hacía ningún tipo de maniobras extrañas y que incluso esquivó él mismo varios vehículos. No hay tampoco ninguna prueba ni indicio de que participara en alguna siniestra apuesta.

PRECAUCION SORPRENDENTE La hipótesis de una conducta voluntariamente suicida, la que ayer tenía más peso entre los investigadores, choca con otra constatación: iba con el cinturón abrochado. "¿Toma esa precaución alguien que quiere morir?", se preguntó uno de ellos.

Fuera cual fuera la razón, Nieto entró en la A-1 por el Molar (kilómetro 43) y a las 23.42, el 112 recibió la primera llamada de alerta realizada por Santiago Mero, el camionero que luego salvaría la vida a los niños. El servicio de emergencias recibiría luego 40 llamadas más de conductores asustados que habían salvado la vida de milagro.

El Ibiza recorrió casi 12 kilómetros por el carril izquierdo a una velocidad de unos 90 km/h. La mayoría de coches lograron esquivarlo, aunque un Opel Astra tuvo que lanzarse a la cuneta para lograrlo. El camionero lo persiguió haciendo luces desde la calzada contraria. La Guardia Civil cruzó la mediana y alertó a los vehículos para que se colocaran en el carril derecho.

Los agentes detuvieron el coche patrulla entre los dos carriles y se apearon para ordenar sin éxito al kamikaze que se detuviera. Unos 800 metros después colisionó con el Safrane y ambos ardieron. Gracias al camionero los niños se salvaron de las llamas en que quedaron envueltos los dos vehículos. El niño, de 4 años, sufre una quemadura de tercer grado en el pie izquierdo y la niña, de 6, la fractura del fémur y de muñecas.

EL TESTIMONIO Desde el momento en que se apeó del camión, Santiago Mero supo, por sus gritos desesperados, que los niños aún estaban vivos. Y no lo dudó. "Dirijimos los extintores hacia el fuego, pero era inútil, porque se reavivaba. Hasta que decidimos arrancar la puerta y con una navaja que me prestaron me lancé dentro, corté el cinturón de la sillita y tiré de la niña. Luego fuimos a por el chavalito. Parecía que se lo iba a tragar el fuego, hasta que otro compañero logró arrancar la otra puerta y lo sacamos", recordó.

Este es el relato del hombre convertido en héroe a su pesar. El conductor, que lleva un furgón de la empresa de mensajería DHL, contempló el suceso a escasos metros de distancia.