Con tan sólo cuatro años cogió aguja e hilo y se puso a hacer trajes para las muñecas de sus hermanas. Treinta y nueve años después es modisto de alta costura en Badajoz, donde tiene su propio taller.

Antonio María Lajas González recuerda que cuando era pequeño y le hacían la típica pregunta de que qué quería ser de mayor, él tenía muy clara su respuesta y siempre era la misma: "Quiero ser modisto y montar mi propio taller de costura".

Por eso, después de vestir a las muñecas de sus hermanas siguió cosiendo hasta que consiguió ingresar en la Escuela de Arte y Oficios de Badajoz, donde estudió Diseño y Moda durante cinco años. Cuando terminó organizó sus dos primeros y únicos desfiles, que tuvieron lugar en el Hotel Zurbarán, que, según cuenta, fueron "todo un éxito". Poco tiempo después puso en marcha su propio taller, que mantiene abierto desde entonces en el Casco Antiguo.

Cuenta que es el único modisto de alta costura que trabaja en la región y que sus clientas son tanto de Extremadura como de Portugal. Entre ellas, se encuentran la antigua embajadora de Portugal o la actual Miss Badajoz, a quien confeccionó el traje para la gala de Miss España en Cancún (México). Pero. también viste a abogadas, funcionarias... "a cualquier mujer". Si tuviera que elegir, a la que más ilusión le haría vestir alguna vez sería a la periodista Ana Rosa Quintana. "Todos los días tengo puesto su programa en el taller y me gustaría mucho que en algún programa saliese con un traje mio", reconoce.

Aunque la crisis no pasa de la largo en el sector de la moda, Lajas afirma que "la crisis no ha llegado a la alta costura" por el tipo de clientela que tiene en su taller. "Trabajo trajes de novias, madrinas y acompañantes, en su mayoría, por lo que para cierta fecha están obligadas a tener traje, pamela, tocado, bolso, zapatos...", argumenta. Eso sí, asegura que durante el invierno el número de pedidos se reduce, "quizás porque hay menos bodas", añade.

A la hora de realizar sus diseños, Lajas cuenta que analiza a la mujer que lo va a llevar puesto y si lo hará de noche o día. No obstante, asegura que también escucha la opinión de sus clientas. Ellas son muchas veces las protagonistas de sus anécdotas, pues en más de una ocasión --confiesa-- ha tenido que pasar la noche en vela porque la adelantaban un pedido o la propia clienta se equivocaba en la fecha para la que necesitaba el traje. "Son gajes del oficio", dice.

El modisto pacense tiene claro cuales serán las tendencias con las que trabajará la próxima temporada: "Se van a llevar, sobre todo, los tonos grises, aunque también predominará el color verde botella".