--Está usted a punto de subir al escenario.

--No. Bajaré al escenario. Mi alma bajará y mi cuerpo subirá. Me haré nada. Cuando yo subo al escenario, mi cuerpo sube, pero mi alma se hace nada.

--O sea, no tiene usted ego.

--Todo el mundo tiene ego. Lo que pasa es que lo tengo domado, que es diferente. No me guía el ego: me empuja por detrás.

--En el escenario, es usted (con perdón) un poco payaso.

--Ser payaso significa emplear lo cómico. Wittgenstein dijo: "El saber y la risa se confunden". Cuando los monjes zen se iluminan, lanzan enormes carcajadas. La risa búdica es una maravilla. Ahora, la risa búdica se diferencia de la risa común en que, cuando tú te ríes de algo, la risa es como una crítica, pero cuando te ríes de forma búdica no te ríes de nada, te ríes de felicidad. Al principio fue el verbo. El verbo no es una palabra. Es un sonido: el de una carcajada divina. El universo es una gran carcajada divina.

--¿Dónde está la felicidad?

--La felicidad está en tus huesos. Cuando te metes en tu esqueleto y empiezas a sentir la médula de tus huesos, la médula de tus huesos es completamente feliz. Somos felices, completamente felices. Lo que pasa es que no nos damos cuenta.

--¿Qué es el dios interior?

--Si tú estás vivo es porque tu hígado funciona, aparte de tus otras vísceras. ¿Qué hace funcionar tu hígado? ¿Dónde está la programación de tu muerte? ¿Dónde está el proceso de envejecimiento? Somos una máquina programada. El centro que nos programa se llama dios interior. Te puede dar vida y te puede matar. También puede ser demonio interior, si lo usas mal. Es una energía. Según cómo la uses, así es. Si la usas para tu construcción, es tu dios interior. Somos energía en acción. Dime qué energía usas y te diré cómo eres.

--Usted la usa bien. Tiene casi 80 años y se le ve bien.

--No voy a hablar de mí. Si te digo que la uso bien, soy un pretencioso, y si te digo que no, soy una pobre ave. Esa pregunta no la contesto. Un terapeuta no habla nunca en nombre de sí mismo. Ni cura en su propio nombre. La diferencia entre la terapia y algunos brujitos de este salón es que los brujitos curan en su nombre, y se sienten genios, iluminados. Pero un verdadero terapeuta cura en nombre de otro. Hasta Cristo curó en nombre de su padre.

--¿Por qué afirma usted que a una pareja que hace el amor no la puede casar un cura que se masturba?

--No puede. ¿Quién casa a una pareja? Se casan ellos mismos. El otro es un símbolo, nada más. Los puede casar un perro. Yo casé a Marilyn Manson. Imagínate. ¿Qué pasó? Nada. Se divorciaron al mes. A una pareja solo la casa el amor, un verdadero y profundo amor. Ese es el sacerdote. Cualquiera puede adoptar ese símbolo. Ahora, sería maravilloso que un cura casara a la pareja masturbándose en público. Eso sí me gustaría. El esperma es sagrado.

--A amar, ¿se aprende?

--Todos los sentimientos sublimes están en uno: el amor profundo, incluso la iluminación. Uno aprende a despejar las nubes, los sentimientos adquiridos por la sociedad, la familia y la cultura. Esos sentimientos no son los sentimientos reales de uno. Para amar, uno tiene que aprender a amar en el sentido de dejar circular lo que está estancado. Dar fluidez al sentimiento y dejarlo expresarse.

--¿Qué es la magia?

--Un arte que no trabaja con conceptos, sino con sonidos esenciales del universo que no capta el oído, sino el alma. Sonidos mudos de otras dimensiones. La ruptura absoluta con lo racional.

--Estamos llegando al final de una era marcada por la razón.

--Sí. A partir de la bomba atómica cambió el mundo y se rompió el pensamiento racional.