La política española se basa en la teoría del apretón. En este país tenemos un problema: que hay muchos políticos que no son capaces de mantener el esfínter relajado, y así nos van las cosas. Todo esto tiene su explicación científica. En estos tiempos en los que proliferan polígrafos y máquinas de la verdad televisivas, acabo de leer un interesante artículo en el que un experto psicólogo jurídico explica el secreto para burlar a estos aparatitos, que están basados en el registro de las alteraciones fisiológicas. Asegura que al responder las preguntas hay que contraer bien fuerte el esfínter, ya que la máquina registrará una tensión muscular en todas las respuestas y no podrá distinguir las falsas de las verdaderas. En definitiva, el polígrafo se volverá loco, que es lo que le pasa a la mayoría de los españoles con la política que se practica en este país en los últimos años. Si nuestros políticos pasaran por el polígrafo comprobaríamos lo bien que contraen los músculos anales, unos mejor que otros, porque si uno se fija bien en Acebes o Zaplana , por poner un ejemplo, se da cuenta de que tienen un apretón que les dura ya tres años y eso no debe ser bueno, porque llegará el momento en el que no haya cereal con fibra, enema o manifestación que puedan relajar esos esfínteres. Así, me parece que la única diferencia entre la bronca del Valencia-Inter y la del Senado del miércoles es que los jugadores pudieron evacuar después del partido. El resto sigue con el apretón. Esta teoría podría dar también una explicación a otros misterios parlamentarios, como esas imágenes en las que aparecen los escaños vacíos en mitad de una sesión. ¿Dónde están sus señorías cuando no están montando bronca en sus asientos? En el baño, intentando relajar esfínteres.