La costa de Tarragona, especialmente el delta del Ebro, es actualmente la principal zona de desembarco del hachís que es trasladado desde Marruecos a bordo de lanchas rápidas y que está destinado a su distribución en el mercado europeo. Así lo han constatado los agentes del Cuerpo Nacional de Policía, que han conseguido atrapar a Mohamed Nassiri, uno de los principales traficantes de hachís a nivel europeo, que desde su base de operaciones en Holanda había montado una de las mayores estructuras dedicadas a introducir y distribuir hachís por todo el continente. Los agentes descubrieron que uno de los métodos preferidos de este beznassa --que es como los marroquís llaman a los traficantes-- consistía en el desembarco de enormes cantidades de hachís en las playas del sur de Cataluña.

Durante años, la costa andaluza fue la pista de aterrizaje de buena parte del hachís que se introducía en Europa procedente de Marruecos. Sin embargo, los potentes sistemas de vigilancia en el estrecho de Gibraltar para luchar contra la inmigración ilegal han blindado ese paso marítimo y han obligado a los traficantes marroquís a desviar su ruta hacia un nuevo arco que les lleva, tras una travesía que puede durar dos días, a la costa de Cataluña y Baleares, por una parte, y a Portugal, por otra.

El detenido Mohamed Nassiri era un gran ejemplo de ese reciclaje de los narcos marroquís. Un año y dos meses de investigación han permitido desmantelar su organización de arriba abajo: en la operación Costa Alta la policía detuvo el 23 de mayo a nueve personas (tres marroquís, un holandés, dos belgas, un británico y dos españoles) y se ha incautado de casi ocho toneladas de hachís. De ellas, dos toneladas y media que acababan de ser desembarcadas en Tarragona. Buena parte de la mercancía --1.731 kilos-- fue descubierta bajo los comederos de una granja de pollos en Riudoms (Tarragona), donde había sido escondida la droga tras ser descargada. Otros 800 kilos fueron encontrados en un chalet en Esparraguera (Barcelona), propiedad de un español que trabajaba para la banda de Nassiri y que tenía el hachís amontonado en una habitación bajo dos cartones.

Los hombres de Nassiri, según fuentes de la investigación policial, "se encargaban de comprar la droga a los productores en Marruecos, adquirir las lanchas rápidas de modelo semirrígido, contratar a los pilotos que realizaran los viajes, seleccionar los puntos de la costa de Tarragona para los desembarcos y almacenar la droga hasta que llegara el momento de distribuirla".

Aunque normalmente el desembarco se hacía en la zona del delta del Ebro, la banda también había desembarcado droga en Palma de Mallorca.

Además, Nassiri, que acostumbraba a dar sus órdenes en holandés, había desarrollado otro método para introducir la droga en Europa. Consistía en contratar a europeos a los que se les proporcionaban yates de recreo con un doble fondo. Bajo la tapadera de un viaje de placer, esos individuos se desplazaban a los puertos marroquís que la banda les indicaba. Allí cargaban la droga: entre 1.200 y 2.000 kilos de hachís. Después, los barcos ponían rumbo al Algarve portugués, donde los narcos decían que las embarcaciones sufrían una avería. Los yates eran llevados a un almacén de Lisboa y allí se descargaba la droga oculta en el doble fondo.

ARRESTO EN EL AEROPUERTO La red de Nassiri tenía montada una potente estructura logística en Europa que gestionaba un alemán identificado como Eric B. y que era el encargado de mover la droga en Francia, Alemania, Austria, Holanda y Bélgica. La red era tan potente que Nassiri era capaz de hacer llegar esa droga incluso hasta Islandia, donde el hachís es casi tan caro como la cocaína.

Nassiri y Eric B. fueron detenidos cuando intentaban huir de España. Así, mientras que Eric B. fue arrestado en el aeropuerto de El Prat, Nassiri fue detenido el 27 de mayo en Málaga a punto de volar a Marruecos.