Catar está gobernado por una monarquía absoluta suní. La misma que está detrás de Qatar Foundation, el patrocinador del Barça, y la misma que financia a Al Jazeera. La cadena genera sus propios ingresos a través de la publicidad y la venta de derechos, pero según varios expertos sería incapaz de sostenerse sin el respaldo económico del Estado.

Si bien la dirección de Al Jazeera asegura ser independiente de los dictados del emir Hamad Bin Khalifa Al Thani, raramente informa del déficit democrático en Catar, lo que lleva a sus críticos a acusarla de aplicar doble rasero. El año pasado cambió de director general. El palestino Wadah Khanfar, que llevaba en el cargo desde el 2004, fue reemplazado por un miembro de la familia real, el príncipe Tamim Bin Hamad bin Khalifa Al Thani, de 31 años. Algunos lo interpretan como un gesto de la familia real para distanciarse de los Hermanos Musulmanes, a los que se vinculaba con Khanfar, y acercarse a Washington.