La policía y las autoridades locales de Inglaterra y Gales disponen de una nueva arma para combatir el desorden público debido el consumo excesivo de alcohol. Desde el lunes, pueden solicitar órdenes judiciales de alejamiento para quienes persistentemente hayan delinquido o provocado altercados estando ebrios. Con ellas, se prohibirá a una persona el acceso a pubs y a ciertas áreas de ocio nocturno, así como la compra de alcohol en los llamados off licenses (establecimientos que pueden vender licores y que están abiertos hasta altas horas de la noche).

Los magistrados pueden imponer estas órdenes por entre dos meses y dos años, y quien las incumpla se expone a una multa cercana a los 2.860 euros. Los sancionados que asistan a un curso para mejorar su comportamiento y lo completen de modo satisfactorio pueden ver reducido el tiempo de prohibición, aunque en todo caso deberán sufragar el coste del curso, de 137 a 286 euros.

La entrada en vigor de estas órdenes fue acogida con reservas por la judicatura, la oposición política y los grupos defensores de las libertades civiles, quienes creen que no se ataja la raíz del problema. La Asociación de Magistrados expresó sus dudas sobre si la medida se podrá poner en práctica y el Partido Conservador acusó al Gobierno de intentar acaparar titulares con medidas populistas.