La manifestación nacionalcatólica de hoy, visto el cariz de los precedentes, preocupa. Y preocupan --no solamente a los homosexuales, sino a la ciudadanía en general-- los excesos verbales y las invitaciones a la violencia; en fin, preocupa el odio que se destila. El Código Penal no ha sido jamás el mejor remedio para contener estos festivales de la zafiedad. Sería una pena que la Iglesia católica tuviera que hacer penitencia y lamentar algo así como: "Con el Código hemos topado".

*Catedrático de Derecho Penal