La Policía Nacional y la Guardia Civil han liberado en Rivas Vaciamadrid (Madrid) a un joven de 19 años al que su padre mantenía encerrado en el domicilio familiar desde hacía dos años y que ha sido detenido.

Los agentes han localizado al joven en estado de desnutrición, deshidratación y desorientación, después de sufrir presuntamente durante su cautiverio malos tratos físicos y psicológicos, según han informado ambos cuerpos.

La víctima logró alertar a los agentes enviando un e-mail relatando su situación a atencionfamiliaymujer@policia.es.

El joven facilitó un correo y teléfono de contacto de su hermana, quien confirmó los hechos y la situación de peligro a los investigadores.

Los agentes establecieron una actuación coordinada e inmediata para finalizar dicha situación, tras solicitar un mandamiento judicial de entrada en el domicilio al Juzgado de Instrucción de Arganda del Rey (Madrid).

Palizas

Cuando accedieron a la casa comprobaron la detención ilegal y que la víctima presentaba un cuadro de extrema delgadez, desorientación y secuelas físicas que, según manifestó a los policías, eran consecuencia de las palizas que había recibido por parte de su progenitor. El joven ha sido atendido por los servicios médicos en el propio domicilio a requerimiento de los agentes.

El padre de la víctima, quien respondió de forma violenta a la actuación policial, fue arrestado. El joven llevaba incluso más de 14 meses sin salir ni siquiera al rellano de su casa.

La casa en la que el joven se encontraba retenido estaba protegida con rejas, aluminios y maderas que impedían que en ningún momento pudiese salir al exterior.

Según se desprende de la declaración del liberado, su progenitor le propinaba fuertes palizas que se sucedían a diario, apenas le proporcionaba alimento para subsistir, le limitaba el acceso al agua potable y le obligaba a permanecer todo el día en el mismo habitáculo de la casa.

Además, todas las estancias de la vivienda se encontraban repletas de objetos inservibles, muebles rotos y bolsas de basura, hasta el punto de que el elevado volumen de basura acumulada llegaba a dificultar el tránsito por pasillos y habitaciones.

Por otro lado, el hombre arrestado tenía también problemas de convivencia vecinales debido a extrañas obsesiones y una posible enfermedad mental, creyendo que sus vecinos le envenenaban el agua y le producían radiaciones peligrosas, sintiéndose además perseguido por la mafia rusa.