Los especialistas en secuestros de la Policía Nacional están convencidos de que los captores de los dos españoles secuestrados en México el lunes estaban decididos a matarles pagaran o no el rescate de 1,3 millones. Era el mismo convencimiento que el de las víctimas, que al saberse a salvo, fue lo primero que dijeron: «He vuelto a nacer».

Tres empleados de una multinacional española salían de su domicilio hacia su trabajo cuando el vehículo en el que se desplazaban fue interceptado y golpeado por dos turismos. Entonces, varias personas con armas largas les encañonaron y obligaron a introducirse en los coches. «Eran 5 personas armadas y sabían a lo que iban, ya que dejaron allí los coches y otros objetos como móviles o ordenadores, por lo que se podía descartar el secuestro exprés», relata el inspector jefe de la Sección de Secuestros de la Policía Nacional, Alberto Carba. Los captores pedían 1,3 millones y los policías empezaron una negociación en paralelo a una investigación guiada por un tercer español que logró escapar. Dos de ellos permanecieron tres días en una cámara frigorífica, a oscuras y sin colchón.