TPtues la que está cayendo porque a la Bebe se le ocurrió decir aquello de Refinería no . Ella, a la que suponían ungida con los óleos del viático oficialista y a la que creían ya fagocitada, agarra y se despista de la formación en la que se la imaginaban desfilando y se va por libre. Y allá que han salido tras la blasfema como chuchos de cortijo, ladrando entrecortadamente y queriendo morder sus canillas.

Obviaré las sinsorgadas dichas por la Pallero , esa suerte de vestal ibarriana siempre con el berrinche a cuestas, porque la guinda antes del pastel la puso el ínclito Francisco Muñoz , que habló de libertad de expresión y de su lucha para que todos disfrutemos de ella. Y es que oír hablar a este tipo de libertad de expresión me produce en el estómago tal sensación de náusea, una angustia de noche oscura tal, que el vómito deviene en inmediato. ¿Creerá este tío Rufus de carnaval que la tan cacareada memoria histórica es manipulable a su antojo? Lo digo porque este personaje tétrico, no ha mucho tiempo, siendo ya consejero de Cultura, demandó a este escritor por un artículo, exigiéndole 50 millones de pesetas del ala. Dizque mancillé su honor. Y todo fue que critiqué su actuación represora contra un libro y su autor, que a más fue quien le ayudó cuando este elemento se vino de Madrid con la cartilla del paro en el bolsillo.

Se necesita desparpajo. ¿Libertad de expresión en los labios de este individuo? ¡Manda huevos, perillán! Eso sí que es blasfemia laica. Obscenidad de cine gore, vaya.