TSti todos opináramos como Juan Pablo II y fuésemos por ahí perdonando a nuestros deudores como él perdonó a Alí Agca , qué sería de los abogados y de Botín , que vive como un cura a costa de nuestras deudas. Pero no hay señales que hagan temer esa unanimidad de criterios. Cada cual sigue con su propia opinión, y la defiende con uñas y dientes.

Habrá sido cosa de la ESO, pero basta entrar en un bar para darse cuenta de que hay tantos Demóstenes como clientes. Aquí uno defiende la intención del Papa y allí otro opina que al Alí Agca lo que habría que haberle dado son clases de tiro. Allí se desgañitan los enemigos del tabaco y aquí los hay que echan humo defendiéndolo. Filigranas que la libertad de expresión pone sobre el oído atento.

Para el filósofo Emilio Lledó , la libertad de expresión ha de venir precedida por la libertad de pensar. Todos tenemos una opinión, pero no siempre fundamentos con que sustentarla. "En mi opinión, dice Allen Carr , el fumar es la mayor vergüenza de la sociedad occidental, peor incluso que las armas nucleares". Y diciendo cosas así ha vendido cuatro millones de ejemplares de su libro Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo . Ya te digo: sabiendo cómo, es fácil hasta la teoría de la relatividad. Lo difícil es entender cómo vende este hombre tantos libros y el Lledó tan pocos. Claro que también vende Simone Ortega el doble que su suegro Ortega y Gasset . Quizás por eso a la mayoría de las opiniones hay que cogerlas luego con papel de fumar. florianrecioyahoo.es