El pesquero que el miércoles rescató a 26 inmigrantes (uno de ellos muerto) navegó un día y medio sin rumbo fijo hasta que, al fin, ayer por la tarde, recibió una autorización de la guardia costera de Libia para atracar en el puerto de Trípoli, según informó el patrón del barco, José Luis Sestayo.

El Gobierno español, no obstante, fue un poco más cauto. Confirmó que había "señales positivas y esperanzadoras" y aseguró que el Nuestra Madre del Loreto tenía permiso para acercarse a la "zona de control" de las instalaciones portuarias, pero dejó entrever que las gestiones continuaban, y más aún después del fiasco de la noche anterior, cuando el Ejecutivo libio se negó a acoger a los sin papeles, originarios de Nigeria y Malí, cuando la embarcación de Santa Pola (Alicante) estaba a 13 millas de llegar alcanzar tierra firme.

Las previsiones del responsable del Nuestra Madre del Loreto apuntaban a que el pesquero debería estar atracado pasadas las tres de la madrugada de hoy en el puerto de la capital Libia, un destino que para nada es del agrado de los 25 náufragos, que estaban convencidos de que iban hacia España. Por eso, el jueves por la noche, cuando el barco se encontraba a 30 millas de Libia, el patrón dio la orden a su tripulación de llevar a los inmigrantes a la segunda cubierta "para que no vieran ni siquiera las luces de Trípoli", ya que una noticia en otro sentido podría haber derivado en un motín.

El comportamiento de los sin papeles ha sido en todo momento ejemplar, subrayó Sestayo. "La convivencia es buena, obedecen a todo y de momento se portan bien", explicó ayer por la mañana.