La cocina les ha mostrado el camino a la libertad, un camino nada fácil para quienes han estado privada de ella durante años. Eso lo saben bien los catorce reclusos del centro penitenciario de Badajoz que en la recta final de su condena han participado en un curso básico de cocina del programa Reincorpora de La Caixa. En él no sólo han aprendido un oficio sino que han podido ayudar a los más necesitados en dos comedores sociales de la ciudad, el del Centro Hermano y el de San Vicente de Paúl, que gestionan las hijas de la Caridad en la calle Martín Cansado.

Cuando José Antonio Coria inició este curso nunca antes había cocinado, "ni siquiera me gustaba, pero ahora le he cogido el gustillo", explica tras recibir su diploma. Podría cocinar cualquier cosa, según afirma, e incluso se atrevería en Nochebuena con un pato a la naranja. Además de formarse ha abierto su propio negocio, una frutería, después de casi seis años en prisión por un robo con fuerza.

El curso, de seis meses y 350 horas, incluía un servicio solidario en comedores sociales de 252 horas, además de otras cinco para la búsqueda activa de empleo.

"Trabajar con los más pobres ha sido algo que siempre me ha gustado", explica José Antonio.

Igual de gratificante ha resultado para Miguel Angel Puertas, un recluso en libertad condicional tras dos años y dos meses entre rejas. "La autoestima se eleva cuando al día siguiente de preparar un menú te dicen: qué bueno estaba el pescado de ayer, a ver si nos lo haces otra vez. Eso hace que te sientas bien contigo mismo y es de agradecer, sobre todo para personas como nosotros, que aunque estamos en prisión somos sensibles", señala.

Reincorpora --desarrollado en colaboración con la Fundación Atenea, la prisión y el centro de formación Audiolis-- apoya la integración social y laboral de estas personas, sin embargo Miguel Angel, igual que algunos de sus compañeros, ven el futuro con temor "por los tiempos que corren".

Agustina González sabe que la llave que abre cada día la puerta de su celda es la formación. Tiene 23 años y lleva un año y medio en prisión, de donde sale a diario para hacer un curso de nuevas tecnologías y por la tarde estudia para sacar el graduado escolar. "Antes de entrar había estudiado hasta tercero de la ESO y ahora estoy haciendo todo lo que puedo porque no quiero volver a lo mismo".

Lo positivo de este curso para Jesús Durán, educador del centro penitenciario, es que "les ha entrado otra vez el gusanillo de seguir formándose, algunos se están sacando el carné de conducir". Según explica, "la mayoría de ellos siempre tienen en la cabeza que están marcados y olvidados y han visto que no es así. Se sienten útiles y eso es muy importante". Tres ya tienen empleo, otros se están formando y algunos cuidan de sus mayores.

Esta ha sido la cuarta edición de Reincorpora en el centro penitenciario pacense, donde se han beneficiado 60 alumnos desde el 2008.