El 21 enero del 2010 se inscribió en el Registro Civil de la Familia Real la sentencia de divorcio, por mutuo acuerdo, de la infanta Elena y Jaime de Marichalar. Desde ese día, pocas cosas han cambiado entre la pareja, que ya vivía separada desde hace dos años. Y los pocos cambios que se han dado han afectado solo a Marichalar. Este ya no aparece en la página web de la Casa del Rey. La foto oficial de la familia real ha sido sustituida por otra en la que él no está y sus datos biográficos se han suprimido de un plumazo. También ha perdido el título de duque de Lugo y la grandeza de España que recibió en calidad de consorte de Elena y la figura que tenía en el Museo de Cera de Madrid ha sido enviada al almacén.

Mientras, para Elena todo sigue igual desde que hiciera efectiva su separación física del exduque de Lugo, el 13 de noviembre del 2007. La primogénita de los Reyes cambió radicalmente su vida en el mismo momento en que la Casa del Rey anunció "el cese temporal de la convivencia" del matrimonio.

La nueva situación de la pareja fue difícil de sobrellevar, especialmente para el exduque de Lugo, a pesar de que ya hacía tiempo que las vidas de Jaime y Elena discurrían por distintos caminos.

Elena tomó las riendas de su vida y, tras residir con sus hijos Froilán y Victoria Federica durante un tiempo en un chalet de la Colonia Fuente del Berro de Madrid, se compró un espectacular ático en el barrio del Niño Jesús, una zona en la que tiene ilustres vecinos, como Celia Villalobos y Mingote. La casa de la infanta tiene cerca de 500 metros cuadrados y está valorada en 1,8 millones de euros.

La hija mayor de los Reyes, a la que se puede ver feliz y relajada en todos los actos públicos, trabaja en la Fundación Mapfre como responsable del área de proyectos sociales y culturales, una labor por la que, según algunas fuentes, percibe unos 200.000 euros al año. Desde la fundación, Elena impulsa programas de apoyo a personas discapacitadas y de ayuda a la infancia, lo que la obliga a viajar con mucha frecuencia.

La hija mayor de los Reyes compagina su trabajo con sus actividades institucionales como miembro de la Familia Real. Aunque sigue teniendo una gran presencia en la agenda de la Casa del Rey, cada vez recae más el peso de la representación real sobre los Príncipes de Asturias, junto a Juan Carlos y Sofía.

Pero su principal prioridad son sus dos hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica. La infanta ha intentado por todos los medios que sus dos pequeños no sufran más de lo inevitable las consecuencias de la separación, y por ellos intenta que su relación con el exduque de Lugo sea lo más cordial posible.

Sin problemas

Marichalar no tiene problemas para ver a sus hijos. Mientras Elena suele llevarlos al colegio, es el exduque quien los recoge. Siempre que puede los acompaña a visitar museos o a ver alguna atracción de motos, que tanto gustan a Froilán.

Aunque trata de disimular cuando está con sus hijos, Marichalar suele aparecer serio y con pocas ganas de hablar. Parece que no termina de levantar cabeza. El exmarido de la infanta continúa con sus ejercicios de recuperación para superar las secuelas que padece en un brazo y una pierna a causa del ictus cerebral que sufrió el 22 de diciembre del 2001.

Elena también ha recuperado viejos amigos y antiguas aficiones. Ha vuelto a practicar la hípica y a deslizarse por la nieve con una tabla de snowboard. La estrecha relación que mantiene con su hermana, la infanta Cristina, le ha servido de apoyo.

Este verano las dos hermanas y sus hijos pasaron unas semanas juntas en Palma de Mallorca, antes de que Cristina viajara a Washington, donde vivirá unos cuatro años por el nuevo destino laboral de su marido. Elena pasó con los Urdangarín el puente de la Inmaculada. Y de su vida personal no se sabe mucho más.

A pesar de eso, no han dudado en sacarle algún que otro novio. Primero, un militar portugués con el que Elena suele montar a caballo. Después, su preparador hípico, Felipe Zuleta. Y hace unas semanas corrió el rumor de que podría tener algo más que admiración por el torero Uceda Leal. Nada es cierto y lo único que une a la infanta con el maestro es la afición taurina.

Y mientras Elena se siente cómoda y feliz en su nueva vida, el futuro de su ya exmarido parece más complicado. Marichalar ha sido dado de baja de algunos consejos de administración que le fueron concedidos por su condición de yerno del rey, como el de la compañía de seguros AXA, y se ha llegado a plantear vivir fuera de España, aunque no parece muy factible porque desea estar cerca de sus hijos. De momento, le quedan sus amigas, Nati Abascal y Marisa de Borbón.