La capital de Portugal quedó ayer cubierta por una densa cortina de humo, debido a los grandes incendios que se registran en sus alrededores, el último de ellos en la localidad de Loures, a sólo unos 20 kilómetros del centro de Lisboa. El humo vino acompañado de un intenso olor a madera quemada, produce ardor en los ojos y problemas en el aparato respiratorio.

Ante esta situación, el Ministerio de Sanidad reforzó las urgencias de los hospitales de la región, pues se esperaba que el humo cause complicaciones entre las personas asmáticas y ancianos.

El fuego en el municipio de Loures, muy cerca de Lisboa, es combatido por cerca de 80 bomberos, y se une a los que desde hace días arrasa los municipios de Mafra y Malveira, a menos de 60 kilómetros de Lisboa.

El denso humo de estos últimos incendios afecta ya a la cercana ciudad de Setúbal, unos 50 kilómetros de la capital portuguesa.

El Centro Nacional de Socorro informó ayer que más de mil bomberos siguen combatiendo esta ola de incendios, que desde el pasado jueves se hace sentir en casi todas las regiones de Portugal, pero principalmente en la zona de Algarve (Monchique) y en Mafra, a unos 60 kilómetros al noroeste de Lisboa.

Dos aviones españoles y otros dos franceses del tipo Canadair participan en el combate a los siniestros de la sierra de Monchique (Algarve), en la región de Alentejo, y en Mafra.

Las llamas del incendio de Monchique se extiendían ayer "en un frente de entre 50 a 60 kilómetros" y también entraron en el municipio de Aljezur, en la región turística de Algarve. En las zonas de Monchique y Odemira combatían el fuego más 300 bomberos, 100 vehículos y dos aviones.

El primer ministro de Portugal, José Manuel Durao Barroso, afirmó ayer que existe "una mano criminal" detrás de algunos de estos incendios.