Antonio Martín Marugán, el interventor del tren Alvia descarrilado en Galicia que telefoneó al maquinista instantes antes del trágico accidente, prestará hoy declaración como testigo ante el juzgado de instrucción numero 3 de Santiago. Tras una larga reflexión que ha compartido con los investigadores de la policía y con el fiscal Antonio Roma, el magistrado Luis Aláinz decidió finalmente ayer no imputar al interventor. El juez descarta en un auto que se pueda atribuir al revisor ninguna responsabilidad por el accidente. La llamada, aunque "desafortunada por el lugar o el momento en que se hizo", es correcta porque se ajusta a los procedimientos habituales de Renfe.

En el auto, el juez señala que, según los datos aportados por la caja negra, la llamada se hizo unos dos minutos antes del accidente que costó la vida a 79 personas. Por la velocidad a la que circulaba el tren en ese momento, el convoy se encontraba a unos seis kilómetros de la peligrosa curva de Angrois. Es decir que cuando el maquinista Francisco José Garzón Amo debía de haber accionado el freno de confort, cinco kilómetros antes de la curva, hablaba por su móvil corporativo con Martín Marugán. La conversación terminó apenas unos segundos antes del descarrilamiento. Sufientes para que el interventor guardara el móvil en el bolsillo, donde lo encontró tras el accidente y con el que telefoneó a su mujer para decirle que estaba vivo.

PONTEDEUME En esa conversación, Martín Marugán preguntó a Garzón si el tren entraba bien por la vía más próxima a la estación de Pontedeume, para facilitar que se apeara una familia con niños y evitarles atravesar por encima de las vías.

El juez admite que la llamada se puede considerar "desafortunada por el lugar o el momento que se hizo", pero argumenta que "ello es insuficiente para atribuirle una imprudencia con relevancia penal por el accidente del tren". E insiste que de las investigaciones practicadas por la brigada judicial de policía de Santiago hasta el momento, se deduce que la responsabilidad es únicamente atribuible a la "inapropiada e imprevisible conducción del maquinista", que tras un primer frenazo entró en la curva de A Grandeira a 153 kilómetros por hora, cuando el límite permitido era de 80.

OCULTACION Para Aláiz, las llamadas para consultar si el tren puede circular por una vía están "ajustadas a los procedimientos" habituales de Renfe. Así se lo contó el maquinista cuando el miércoles por la mañana acudió al juzgado a señalar al maquinista como el hombre que le había telefoneado, y cuya conversación, oculta hasta ese momento, grabó y destapó la caja negra.

El juez no hace referencia a esa "desmemoria" que tanto Garzón como Martín Marugán demostraron al ocultar a la policía y al juez la llamada. Tampoco menciona que el interventor negará a la policía hace solo dos días haber telefoneado al maquinista. Algunas partes que estarán presentes en el interrogatorio de hoy podrían no compartir la ausencia de todo tipo de responsabilidad que el juez otorga al autor de la inoportuna llamada.