Los bomberos de Grecia intentaban ayer por limitar la destrucción causada por los peores incendios forestales que ha sufrido el país en toda su historia, al tiempo que el saldo oficial de muertos se elevó ayer a 61. Durante toda la jornada, los equipos de bomberos lucharon por salvar las ruinas de la antigua Olimpia (sede de los primeros Juegos Olímpicos) de las llamas que la rodearon.

Una gruesa columna de humo podía contemplarse por encima de las ruinas, mientras los densos bosques de pinos y de cipreses que rodean la histórica ciudad eran pasto del fuego. Las brigadas de bomberos tuvieron que evacuar algunas poblaciones más al sur, en la península del Peloponeso. "El fuego alcanzó la colina que domina la antigua Olimpia, y fue detenido poco antes de que penetrara en los lugares de importancia arqueológica", aseguró un portavoz de los bomberos. "Seis aviones, dos helicópteros, 15 vehículos contraincendios y 45 bomberos participaron en el esfuerzo".

CHAMUSCAR EL TERRENO Las llamas llegaron a chamuscar el terreno aledaño al museo, que acoge en su interior gran cantidad de esculturas clásicas como las de Hermes del escultor Praxíteles, y otros hallazgos en las ruinas del templo y de las instalaciones deportivas. La antigua Olimpia incluye las ruinas del estadio y de los templos paganos que albergaron los Juegos Olímpicos durante siglos. Se trata del lugar en el que se prende la llama olímpica cada dos años (los años bisiestos para verano y los años pares para invierno). "He aquí el contraste; la antigua Grecia dio al mundo la civilización y la Grecia moderna le da su destrucción", declaró a la cadena Alter TV un residente de Olimpia.

Desde el pasado viernes, muros de fuego han llevado la destrucción al Peloponeso y se han extendido a otras regiones, obligando a Grecia a declarar el estado de urgencia en todo el país. Los incendios han cubierto la capital, Atenas, de cenizas blancas y han obligado a miles de personas a huir de los lugares donde residen. Alrededor de 500 casas y miles de hectáreas de bosque y terrenos agrícolas han sido pasto de las llamas. Los equipos de extinción están desbordados y los ciudadanos hechan mano de lo que sea para tratar de impedir que el fuego consuma su casas: mangueras de jardín o cubos.

"DE PROPORCIONES BIBLICAS" "Es una catástrofe de proporciones bíblicas; es ridículo que no haya protección para la gente aquí", declaró Stathis Kokaliaris, un residente en la región de Zacharo, la más afectada por las llamas. Bajo los cielos oscurecidos por el grueso humo negro, algunos vecinos contemplaban como las enormes llamas consumían miles de hectáreas de bosque y olivos, tras destruir sus granjas y sus casas.

Algunos utilizaban las cámaras de televisión para soltar su ira. "Los aviones que deben trabajar en la extinción no llegan", bramó un lugareño.