La llegada de inmigrantes en situación irregular por mar y aire se redujo drásticamente el año pasado en un volumen sin precedentes hasta ahora. Los detenidos que intentaban llegar en patera cayeron el 25,6% respecto al 2007, con lo que la cifra se sitúa ya a niveles inferiores a los del 2002, antes de que se produjera la gran crisis de los cayucos. Y en los aeropuertos, el número de sin papeles retornados a su país ha descendido aún más, el 28,9%, según el balance presentado ayer por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

La presión migratoria parece haber empezado a bajar de modo significativo. Es lo que atestiguan las cifras. En el caso de la inmigración por avión, en el 2007 la policía devolvió a su país a 24.355 personas que no cumplían los requisitos para entrar en España y el año pasado solo a 17.317. Lo que no está claro es el por qué. Puede haber influido que la lista de países a cuyos nacionales se exige visado para entrar en España sea cada vez más larga. O quizá es el primer síntoma de que la crisis ha empezado a hacer mella en los latinoamericanos que pensaban emigrar a España. La gran mayoría de los que llegan por vía aérea proceden de esos países.

Rubalcaba, sin más datos que su "intuición", se mostró convencido de que la emigración latina sí está siendo sensible a la crisis económica porque, "ese tipo de inmigrante viene a trabajar y si sabe que no va a poder hacerlo por la información facilitada por amigos y familiares es lógico que se lo piense".

El caso de la inmigración que llega de Africa sería muy diferente. "Lo que les empuja a salir es la miseria extrema y, aunque aquí no puedan trabajar, siempre estarán mejor que en su propia tierra", reflexionó el ministro, para quien la razón del descenso en la llegada de pateras estaría en "la política de cooperación con los países de origen, especialmente Senegal, Marruecos y Argelia", que ahora controlan férreamente sus costas, y el alto número de repatriaciones "disuasorias" del Gobierno.

EL CASO DE ITALIA Por estos dos factores, el número de inmigrantes en patera, que en el 2006 llegó a casi 40.000, ha bajado ya a 18.057, menos de la mitad. Rubalcaba apuntaló su teoría de que la inmigración africana no se ha visto tan afectada por la crisis con una referencia a las avalanchas de llegadas sufridas el año pasado por Italia y Malta, "con unos países de origen Libia mucho más complicados para negociar".