Lloret de Mar ha dicho basta. Lo ha dicho el alcalde, los vecinos y buena parte del sector turístico. La población lleva tiempo intentando cambiar de modelo productivo, librarse del peso excesivo de la noche, pero la realidad en la avenida de Just Marlés desde que se pone el sol hasta que vuelve a salir es tozuda y amenaza con arruinar casi 10 años de esfuerzos. Los disturbios de la madrugada del jueves, una batalla campal en toda regla entre jóvenes fiesteros y policía, parece haber sido la gota que colma el vaso. El paso que rebasa la línea roja. "Un punto de inflexión", según el alcalde, Romà Codina (CiU). "Estamos indignados", aseguró el primer edil en una comparecencia en la que le secundaron todos los representantes políticos del municipio. Codina desgranó un discurso de condena de los hechos y explicó los puntos básicos de una hoja de ruta que Lloret quiere aplicar para acabar "con el modelo que sigue una parte del empresariado y que es insostenible e incompatible con el modelo de ciudad turística por el que apuesta la población".

Seguía atentamente su comparecencia el secretario general de la patronal del ocio nocturno Fecasarm, Joaquim Boadas, quien afirmó "hay "endurecer" el mensaje en origen para que los operadores turísticos dejen de utilizar "la fiesta desbocada como reclamo"..

Y es que el enfrentamiento con la policía (la madrugada del jueves había 150 agentes entre mossos y policías locales) parece haberse convertido en el deporte de moda esta semana en Lloret. Tras los altercados de la noche del domingo al lunes, en la madrugada del jueves (con 150 mossos y policías locales vigilando la arteria de la marcha) se produjo el mayor tumulto desde el 2004, saldado con 20 detenidos (la mayoría franceses) y 22 heridos, 9 de ellos agentes. Uno de los detenidos es menor.

Pinchaba en la discoteca Colossos DJ Tiësto y el local estaba abarrotado con 1.800 jóvenes a los que el repentino calor acercó a un episodio de histeria colectiva. Se fue el suministro eléctrico y se puso en marcha el generador, pero sin suficiente potencia para mantener el aire acondicionado.

Según la policía se produjo un colapso entre los que intentaban salir y los que aún hacían cola y presionaban para entrar. Eran más de las dos de la madrugada. Fue el inicio de unos disturbios en los que no faltó el puro vandalismo.